No quería que su pueblo la temiera, sino que la venerada igual que se venera a una diosa.
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No quería que su pueblo la temiera, sino que la venerada igual que se venera a una diosa.
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En su tierra, todo era mucho más sencillo: los alejandrinos amaban la ostentación, la moda, el arte, la belleza, y no encontraban ningún placer en la sobriedad. El romano, en cambio, despreciaba aquello que más anhelaba.
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De ella podía aprender que una mujer era capaz de gobernar sola, siempre que fuera una mujer fuerte.
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[...], "la más ilustre y sabia de las mujeres, grande por ella misma, por sus logros y su valor".
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¿Cómo se llama el presentador de Los Juegos del Hambre?