Opio. Diario de una desintoxicación

Siempre he dibujado. Escribir, para mi, es dibujar, tejer las líneas de tal suerte que ellas se hagan escritura, o destejerlas de tal suerte que la escritura se vuelva dibujo. No salgo de ahí.
Escribo, intento limitar exactamente el perfil de una idea, de un acto. En suma, acorralo fantasmas, encuentro los contornos del vacío, dibujo.

“Es una lastima que en vez de perfeccionar la desintoxicación, la medicina no intente de hacer al opio algo inofensivo”

"Relato de una desintoxicación: herida en cámara lenta ".

"Hay que dejar un rastro de ese viaje que la memoria divide, hay que, mientras sea posible, escribir, dibujar sin responder a las invitaciones novelescas del dolor".

"Escribir, para mí, es dibujar, tener las líneas de tal suerte que ellas se hagan escritura o destejerlas de tal suerte que la escritura se vuelva dibujo... En suma, acorralo fantasmas, encuentro los contornos del vacío, dibujo".

"Asqueado de las letras, he querido ir más allá de ellas y vivir mi obra. Ha resultado que mi obra me come, que comienza a vivir y yo muero. Por lo demás, las obras se dividen en dos: aquellas que dan vida; aquellas que matan".

"Luego de la desintoxicación. Él peor momento. Él peor peligro. La salud con ese agujero y una tristeza inmensa. Los doctores te confían fielmente al suicidio".

"El opio nos desocializa y nos aleja de la comunidad. Por lo demás, la comunidad se venga. La persecución de los fumadores es una defensa instintiva de la sociedad contra un gesto antisocial".

"No puedo escribir más sobre el opio. Ya no tengo necesidad. El problema del opio se aleja".