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Últimamente es muy habitual ver novelas calificadas como thriller “trepidante y/o “adictivo”, pero luego a la hora de la verdad de trepidante y adictivo tienen bien poco (y si me apuras, tampoco tienen mucho de thriller). Sin embargo, a “Cordelia” ambos calificativos le van que ni pintados, ya que Peru Cámara ha tomado todo aquello que funcionó en su primera novela, “Galerna”, y lo ha elevado, haciendo que la lectura resulte todo un chute de adrenalina. El cadáver de una montañera ha aparecido en el santuario de San Miguel, en la Sierra de Aralar. Todo parece indicar que la muerte ha sido a consecuencia de la borrasca Cordelia, pero al llegar al lugar de los hechos el forense Aitor Intxaurraga descubre un extraño detalle en el cuerpo que le hace sospechar que la muerte puede no haber sido accidental. Junto al Inspector Otamendi y la bióloga marina Eva San Pedro iniciarán una investigación que les llevará hasta un recóndito Centro de Alto Rendimiento y a un trágico accidente ocurrido durante las inundaciones de Bilbao de 1983. La acción arranca meses después de los hechos ocurridos en “Galerna”, y la experiencia vivida entonces ha creado entre Aitor, Otamendi y Eva una relación con vínculos muy estrechos. Me ha resultado muy interesante ver cómo esta relación ha ido evolucionando desde la primera novela. La relación entre Otamendi y los dos jóvenes se ha convertido casi en una relación padre-hijos, con la necesidad de protegerlos a toda costa como pieza clave de la misma. Aitor sigue despertando mucha simpatía y ternura en el lector. Lleva la honradez por bandera y el hacer bien su trabajo está por encima de intereses superiores. Suple su falta de experiencia con ganas, para demostrarse tanto a sí mismo como a los demás que vale para ello, especialmente ahora que le empiezan a surgir dudas de si realmente ese es su sitio. A sus dudas en el terreno profesional se unirán también sentimientos en el plano personal que no sabe muy bien cómo enfrentar, por miedo a que su relación de amistad con Eva se vaya al garete. La acción nos trasladará hasta las trágicas inundaciones ocurridas en Bilbao en 1983 en las que perdieron la vida decenas de personas. Será una de estas muertes ocurrida en el pasado la clave para llegar a desentrañar el misterio del presente. Estas dos líneas de investigación harán que las pesquisas estén divididas entre lo ocurrido en la montaña en el presente y lo ocurrido en Bilbao en 1983, lo que hará que otros personajes adquieran mayor relevancia dentro de la trama, como la subinspectora Silvia Irurtzun. Es este viaje al pasado el que permite conocer el origen de todo, haciendo que la resolución resulte plenamente coherente, puesto que las motivaciones que plantea resultan creíbles y acordes con todo aquello que conocemos de los personajes. Aunque llegado cierto momento se empieza a intuir por dónde pueden ir los tiros, el final está bien ejecutado y resulta igualmente de infarto. La meteorología vuelve a jugar un papel clave en la trama. No solo actúa como un condicionante adverso para la investigación y telón de fondo de la misma, si no que Cordelia se convierte en un personaje más de la historia. Cuando un autor consigue hacerte sentir frío mientras lees (a pesar de estar bien abrigado) es que ha hecho bien su trabajo. La ambientación es fantástica y la atmósfera que logra crear en la montaña hace creer al lector que también él se encuentra en medio de la borrasca, generando momentos de auténtica tensión que ponen de manifiesto la fragilidad humana ante la fuerza de la naturaleza. La montaña, esos espacios abiertos que habitualmente son sinónimo de libertad, se convierte, en condiciones desfavorables, en una trampa. El no ser capaz de ver siquiera lo que tienes delante de ti, la convierten en un espacio opresivo, y es esa sensación de claustrofobia en un espacio abierto, la que logra desencadenar esa sensación de desasosiego y ansiedad. El autor da muestra de la exhaustiva labor de documentación llevada a cabo a la hora de describir la montaña, las inundaciones y las tareas llevadas a cabo para la localización de los cadáveres, o los originales métodos empleados por Aitor y Eva para descubrir ciertos datos de la investigación, y lo hace de forma que, a pesar de tecnicismos, resulte ameno para el lector. Si “Galerna” se leía como si de una película se tratase, “Cordelia” no se queda atrás, mostrando nuevamente su habilidad para la creación de escenas muy visuales, con un suspense mantenido a lo largo de toda la historia y un ritmo que no da tregua. Con solo dos novelas Peru Cámara ha demostrado que está sobradamente preparado para ocupar un puesto de honor dentro del Euskal Noir. Y después de la galerna y la borrasca…las autoridades alertan que se avecina un aumento de las temperaturas…😏🌡️🥵 |
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