“Abandonar el barco es como abandonar definitivamente lo que todavía lo une a su tierra” ~ La nieta del señor Linh de Philippe Claudel. El señor Linh huye de la guerra que asola su país, donde vivía en un pueblo y era campesino. Allí asesinaron a su hijo y a su nuera así que se lleva a su nieta de seis semanas, la pequeña Sang Diu, siempre pegada a su pecho. No sabemos de qué país sale — uno cargado de aromas y colores— ni cuál le aloja —un país sin olor pero con ajetreo— pero sí sabemos que la travesía en barco son seis semanas y que en su nueva condición de refugiado, el señor Linh se siente solo y perdido. Mirar el mar es ver el único nexo de unión que le queda con su antigua vida. Un día conoce a un hombre sentado en un banco del parque. No entiende su idioma ni el desconocido el suyo pero entre ambos se forja un lazo especial de amistad, respeto y de compañía que ayuda al señor Linh a abrigar esperanza en el futuro. Son esos encuentros los que animan el día a día de Linh. Poco más puedo contar de esta breve y magnífica historia. Me ha sorprendido por su sencillez y como, de manera clara y directa, el autor ha sabido plasmar los sentimientos de Linh y contagiarlos en la lectura. La frase con la que he querido encabezar esta entrada es un claro ejemplo de lo que quiero decir. |