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Ni policial ni novela negra... Este es un crudo relato de la condición humana cuando se lo sobreponen condiciones inhumanas. La guerra que se encuentra tras la colina, alcanza con su tufo de podredumbre una pequeña población francesa, donde ha ocurrido un crimen atroz, inconcebible aún en el ámbito del gran conflicto bélico. Pero no es lo mas destacable, para ello hay que remitirse a la conducta de cada personaje, a sus hábitos, manías, sus vidas íntimas, lejos de la vista de la sociedad que frecuentan. Y en este ámbito hay dos ejes poderosos para darle vida al relato, el gélido y umbrío gris sobre el que se representan todos los pequeños dramas personales que dan cuerpo a una informe masa social, color que predomina en el ambiente, en el interior de cada cual que busca, o redimirse en la guerra, o simplemente escurrirse de ella obteniendo de ya un beneficio, la seguridad de la supervivencia. Estos dramas convergen en virtud de que el hospital del pueblo se vuelve una zona de concentración de heridos provenientes del frente, permeando la guerra a los habitantes regulares de la población y creando odio y rencor entre unos y otros. El segundo puntal corresponde al olor...el olor que por la descripción tan puntual de los mismos, convierte al lector en partícipe de la cotidianeidad de los personajes... el sudor, el ajo, la sangre, las hierbas frescas, el alcohol y la comida el barro, la nieve, llegan por momentos a tomar el verdadero rol protagónico . Otorgando una poderosa veracidad a la novela. La historia en si es la convergencia de pequeños dramas ( pequeños por personales) que de no ser contados pasarían tal vez desapercibidos por el gigantesco horror de la guerra. Tres personajes destacan, el narrador, policía cuyo drama familiar le lleva a contar ( por escrito) acerca de “ el caso” la muerte de la pequeña Belle, drama profundo, insospechado y silenciado , retorcido y manipulado, incluso soslayado por el mismo, anteponiendo su tragedia personal, a fin de convertir su tristeza en algo suyo y nada más. Destinat, fiscal, hombre poderoso, sobre quien pesan las ejecuciones de tantos presos, pero pesa más la soledad de las pérdidas consecutivas, un hombre que vive solo en una inmensa mansión, ( el castillo ) y sólo se va, con sus secretos que le llenan la vida de diversos tonos de gris, y vergüenza. Hacia una muerte que le redime y condena. La maestra que llega a suplir a un profesor que enloquece, y a trastornar el entorno , inclinando ligeramente el eje de vida del pueblo. Pero con efectos más que notables , sobre todo para ella. Por su indirecta relación con los habitantes del pueblo y por constituir el punto de conjunción ente la batalla por la vida y la solución de las muertes y las batallas más allá de las colinas. Tan crueles unas como cruentas las otras. Historia que dura largos años, de la cual es imposible borrar la huella de la guerra, con sus devastadores efectos, y donde es imposible sustraerse a los devastadores efectos, suma de las pequeñas tragedias consuetudinarias. Historia donde la única solución posible es la solución de continuidad, donde el final solo enlaza con otras culpas, con otros inhumanos hechos cometidos en nombre del amor... o al menos los perpetradores así lo creen. Philippe Claudel, llena de emotividad , otorgándole luz y color a esta narración donde el color predominante, sin la fuerza de su pluma , es el gris, gris que permea, desde el entorno a las almas de vivos y muertos. O tal vez, el gris de esas almas que impregna el ambiente que en su ausencia podría ser mas luminosa. |
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