La cadena de hierro: Cazadores de sombras. Las últimas horas

-Sé cómo se siente uno al esconder lo que siente -dijo-. Sé lo que es sentir dolor y no ser capaz de explicar por qué. Sé por qué no estás con James esta noche. Porque cuando nos duele algo, nos abrimos por completo, y cuando nos abrimos así, no podemos esconder nuestros verdaderos sentimientos. Y tú no soportarías que él supiera que lo amas.

-Escúchame-dijo Anna. No había urgencia en su voz, solo una sensación seca de finalidad-. Hace cuatro meses que me dijiste que querías reconquistarme. No soy el tipo de persona que se reconquista, Ariadne. El amor es una prisión, y no tengo ningún deseo de llevar grilletes. No combinan con mi atuendo.

Pero el amor no siempre es como un rayo, ¿no? A veces es una enredadera que va creciendo. Crece lentamente hasta que, de repente, es todo lo que hay en el mundo.

Amarnos los unos a los otros es acercarnos lo más posible a ser ángeles.

¿Sabes que fue la lógica y la racionalidad lo que nos condujo a ser expulsados del cielo? Porque la bondad no es lógica, ¿verdad? Ni la compasión ni el amor.

No puedes salvar a gente que no quiere ser salvada. Solo puedes estar junto a ella y esperar que cuando se despierte y se dé cuenta de que necesita ser salvada, estarás allí para ayudarla

Un murmullo recorrió la sala mientras Will sonreía a Jem. Era una sonrisa que James conocía bien: una sonrisa muy específica que Will reservaba solo para su parabatai.

Cuando le das tu corazón a alguien, también le ofreces la oportunidad de herirte.

Puede que tengas miedo de las consecuencias de hablar desde el corazón. Que desees ocultar ciertas cosas por no herir a los demás. Pero los secretos acaban minando las relaciones, Jamie. En el amor y en la amistad, las socavan y las destruyen hasta que al final te encuentras tristemente solo con los secretos que te guardaste.

Amarnos unos a otros es acercarnos lo más posible a ser ángeles nosotros mismos