El pan a secas

Primera de las tres partes que conforman su autobiografía, nos narra su infancia y adolescencia. Mohamed Chukri, nace en Beni Chiker, el Rif, a pocos kilómetros de Melilla en 1935. Allí la vida es dificil, su familia además es de las desfavorecidas.

Un padre violento, asesino, una madre que trabaja como puede en un puesto de verduras, y un lugar en el que tienen que vigilar lo poco que tienen para no perderlo.

Ahí crece el autor, entre el terror a su padre, la insuficiencia de lo que puede ofrecerle su madre y sobre todo muchos bandazos. Los que va dando por diversas regiones de un Marruecos en época colonial, de algún modo, a cada paso, un futuro mejor parece que se va abriendo, pero su aventura en cada localidad termina generalemente de la peor manera. Su vida semeja una constante huida y búsqueda de un presente que no tiene asegurado. Para qué se va a preocupar de su futuro.

La vida casi se le escapa a Chukri en varias ocasiones, y el autor no intenta quedar bien en ningún parrafo, escupe la crueldad y los anhelos que ha tenido. Por cierto, se alfabetizó a los 20 años.