Matar un reino

Dos razas completamente opuestas y determinadas a acabar el uno con el otro. Interesante, ¿verdad? Pues más interesante es ver cómo Lira desobedece a su madre y esta la castiga, enviándola precisamente como humana a cruzarse en el camino del príncipe de Midas. Pero Lira tiene sus propios planes, unos que no encajan con los de su madre. Eso sí, está determinada a demostrar que es una digna sucesora.

Los capítulos van alternando desde el punto de vista de Lira y Elian, lo que al principio choca un poco porque no viene indicado. Aun así, sabiéndolo no tardamos mucho en situarnos cuál de los dos está narrando. Y hablando del punto de vista de los protagonistas, me sorprendió mucho la voz narrativa de Lira, ya que parece que está teñido de amenaza, peligro y rencor. En cambio, Elian deja entrever un carácter algo más irónico y sensato, aunque también con un tono rencoroso hacia las sirenas.
El estilo es bueno, muy bueno. Alexandra Christo demuestra mucha habilidad para las descripciones, tan vívidas y llenas de color y de matices. En cuanto a la traducción, hay algún que otro fallito pero vamos, que quitando eso creo que el traductor ha hecho un gran trabajo. Hay un par de páginas al principio que me parecieron un poco de relleno y el final me habría gustado que estuviese más desarrollado. Demasiado rápido para mi gusto, aunque lo disfruté igualmente.

Y aquí viene el punto fuerte del libro: el mensaje que da me ha parecido bestial. Alexandra Christo utiliza la matanza entre dos razas para decirnos que no importa si nos educan para ser de una manera determinada, que muchas veces nos obligan a ser algo que no somos y no nos dan lugar a replantearnos si eso es lo que queremos o a ser nosotros mismos. Porque tenemos la libertad de elegir quién queremos ser. Y la autora nos lanza este mensaje a la cara con solo tres palabras: "no nací asesina". Cuando lo leí me pareció tan directo y que estaba tan cargado de fuerza que se me pusieron los vellos de punta.
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