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“—Sí. Me gusta ver enfadarse a la gente. Pero aquí no se enfadan como en España. Allí gritan y se pegan, y hasta sacan navajas. En Inglaterra no hacen nada. Se ponen colorados y nada más. (…) —Sí. Es de África del Sur. Hijo de un socio de mi abuelo. Es muy guapo. Muy alto y muy fuerte”. Esto… ¿Perdona?… Cómo sabéis suelo iniciar mis posts con frases que me gustan de las novelas, pero esta vez elijo las que me han impactado por lo poco que me han gustado. Es el tercer libro que leo de Agatha y ya he decidido que va a ser el último. No es para mí. Sus casos son enrevesados, pero es tramposa, oculta datos hasta el final. Sus personajes son sumamente estereotipados, casi tópicos en ocasiones, lo cual puede deberse a la época en la que se escribieron sus novelas, pero es que en muchos casos esos estereotipos traslucen xenofobia (porque lo es) que no he visto en otros libros de la época. Y cierta misoginia. Y no, no me gusta. Si aun me gustara su narrativa... pero no es así, de modo que nuestra relación acaba aquí. Su prosa es aceptable, aunque tiene siempre un esquema muy similar. No le quito el mérito que tiene en el campo de la novela policial, pero… buff, con lo cortos que son sus libros se me acaban haciendo bola porque hay muchas cosas que me chirrían. Ni siquiera he llegado al final del libro antes de escribir esta reseña, pero lo he acabado después y mi opinión no ha cambiado ni un ápice. |
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