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Una de las grandes pasiones de Agatha Christie era el teatro. Se animó a empezar en este género a raíz de las adaptaciones pobres que se habían realizado de algunas de sus obras, pero al principio, dado que el ritmo que exige el teatro es diferente al de la narrativa, sus incursiones fueron fallidas. Sin problema, la novelista fue dominando los resortes de la arquitectura teatral y consiguió con maestría en La ratonera captar la atención del público desde el primer momento y mantenerla. La ratonera nació de una primera pieza de 20 minutos que la autora hizo para la BBC y que se llamó Los ratones ciegos, cuando quiso transformarla en una obra en tres actos se encontró con que ya existía otra obra con el mismo título y aceptó la sugerencia de su yerno Anthony Hicks que le propuso titularla La ratonera, al parecer inspirado en un episodio de Hamlet. La ratonera se estrenó en el Royal Theater de Nottingham el 6 de octubre de 1952 y se instaló definitivamente en Londres el 25 de noviembre de ese año. A día de hoy lleva más de 24.000 representaciones, con lo que se ha convertido en la obra con más representaciones ininterrumpidas de la historia del teatro. La acción transcurre durante una intensa nevada en una antigua mansión reconvertida en hotel. La nieve deja aislados a los huéspedes y a los propietarios tras la noticia, aparentemente irrelevante, de un asesinato cometido en Londres. de nuevo Agatha trae el tema del pasado: nunca se puede sepultar en el olvido, sobre todo cuando oculta una tragedia o un delito. Aparecen el deseo de venganza, el concepto de justicia y la línea divisoria entre la cordura y la demencia. Todos los personajes tienen algo que ocultar y todos acaban por convertirse en sospechosos, la atmósfera se enrarece y se llena de suspicacia y recelo. Los 8 personajes creados por Agatha, claramente al servicio de la intriga, tienen características extravagantes y ocultan algún secreto y como en todas sus obras nos topamos con ciertas inverosimilitudes, sin embargo estas inconsistencias, necesarias para que progrese el suspense, nunca impiden que pueda disfrutarse. Y así lo refrendan miles de espectadores en los teatros de todo el mundo durante los últimos 70 años. Una lectura perfecta para distraerse en una tarde de invierno con una buena taza de té. Creo que no podré evitar asistir a una de sus funciones en Londres la próxima vez que pase por allí, como buena turista y fan de Agatha Christie. |
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