En este segundo me volví a encontrar con Poirot, al que le voy cogiendo el punto ya que como personaje me va conquistando cada vez un poco más. La muerte de Rachett, en un vagón, de la noche a la mañana, es demasiado extraña como para dejarnos cautivar por la investigación y que nos permite conocer a todos los viajeros del vagón. La manera de “sacar de quicio” que tiene Poirot tan digna de él, ese momento en el que desconcierta a todo el mundo y que si yo le tuviera enfrente odiaría (jajaja) es que hacen que la investigación coja mucho más interés por mi parte al menos. Cerca de 200 páginas que devoraras sin darte cuenta y que si no habéis leído os lo recomiendo. |