Sin más respuesta que el silencio

Bueno, no sé muy bien como comenzar esta reseña. Me ha encantado el libro.
No creo que tenga que añadir ningún contra.

La verdad que para ser el primer libro del autor me ha gustado por la manera en la que está escrito. Me explico. La verdad es que no suelo leer libros que estén escritos en tercera persona. de hecho, no sé cuántos libros he leído así. Creo que es difícil escribir en tercera persona, soy de las que piensa que escribir un libro en primera persona es más fácil.

Lo que decía. El libro está narrado en tercera persona. Me ha sorprendido gratamente lo bien expresado que está escrito.

El libro comienza con unos agradecimientos, un prólogo, 16 capítulos escritos en números romanos y un epílogo. Los capítulos no son ni largos ni cortos, sino los necesarios. No se me hizo largo, al contrario, son unas 186 páginas y lo leí en dos semanas porque fue una lectura conjunta con el autor. En la cual iba contando anécdotas y curiosidades de la historia. Lo que resultó muy interesante y se me hizo muy ameno. La primera semana leímos unas 100 páginas y la siguiente acabaríamos el libro y comentaríamos el final.

Y ahora sí, vamos con la sinopsis. ¡Que me enrollo demasiado!

Samuel Velasco es un chico de quince años, muy culto para su edad. Ávido lector que solo sabe decir las verdades a la cara. Con coherencia. Estudia en un colegio privado, en este lugar encontrará profesores un tanto especiales.

Uno de ellos, el señor Cerezo. Un "profesional" cuyo único cometido es hundir al alumno. Cualquiera diría que es un profesor.

¿Para eso le pagan a algunos "profesionales de la enseñanza".

Y si, he tenido experiencias de profesores así que me han dicho que dejara de estudiar. Lo que os digo, hundir al alumno.

Luego os quejáis del absentismo escolar. ¡Increíble lo vuestro!

Samuel, nuestro protagonista, se encontrará con algunos obstáculos que le obligarán a tener que controlarse sino, podría tener problemas en dicho colegio.

Es cierto, que al principio me costó un poco engancharme a la historia. Tras leer un par de capítulos ya me tenía en sus manos la historia.

Es una historia sencilla y muy necesaria. Escrita en un pasado relativamente cercano, más concretamente, los hechos se remontan a los años 90.

El estilo del autor me gusta porque ha escrito una historia diferente a lo que suelo leer. Cabe destacar la cercanía, la cual ha logrado que la lectura se hiciera mucho más amena y disfrutara mucho más de la lectura conjunta improvisada.

Tengo en mis planes seguir leyendo al autor. Actualmente, Christian trabaja en una segunda parte, de la cual aún no hay fecha de publicación. ¡Espero que no tarde demasiado!

Solo han habido un par de hechos que me han resultado muy curiosos.
Samuel llama a sus padres por su nombres. Algo que me resultó muy raro. Cuando se lo comenté a Martínez, me contó que hay padres que no les gusta que lo llamen mamá o papá. Sinceramente, no había escuchado eso en mi vida. Sí que lo escuché alguna vez pero como una broma.

Además de Samuel, encontramos personajes entrañables como Berg, Chiquitín, el perro que siempre acompaña a Berg. Lucía, hermana de Samuel, Patricia, Irene, Juani y Feliciano padres de Samuel Velasco. O personajes despreciables como el señor Cerezo, profesor o Samuel Alba, compañero de Samuel. Y otros personajes que me han encantado como La profesora Reme o Joaquín.
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