Sin más respuesta que el silencio

Una vez más, agradecer a Babelio por tener la oportunidad de postular por un nuevo libro y a Hilatura Editorial por su participación y el envío del ejemplar.
No me andaré con rodeos, no me ha gustado.
Esta vez me dejé llevar más por las críticas previas que existían del libro (todas buenas) que por el interés que despertó en mí la sinopsis.
He de confesar que la literatura juvenil (o lo que se considera que debe leer un adolescente) no es mi fuerte, pero no culpo a mi escaso contacto con este género del sabor agridulce con el que me deja el libro. Y lo de dulce se debe a la variedad de temas y elementos sociales que trata, aunque la mayoría (y para mí los importantes) se hayan quedado en la superficie.

Una de mis mayores dificultades para disfrutar de esta historia con carga autobiográfica es lo poco que me ha transmitido el protagonista. No necesito que un personaje principal se ajuste a mis valores, ni empatizar con sus acciones y sentimientos, para que me guste. Pero sí que esté bien construido, me transmita y evolucione a lo largo del relato. Por mi parte no he visto nada de eso. de hecho, su perfil de justiciero incomprendido se solapa con la de ser insufrible en muchas ocasiones, inconsciente y seguir los prejuicios que él mismo critica.

Fueron pocos los libros que me gustaron en el instituto y que teníamos como lectura obligatoria. del estilo a este recuerdo "Nunca seré tu héroe" y "Campos de fresa". Ninguno me gustó.
Creo que la literatura en los institutos se limita a los más puros clásicos españoles o a los relatos antidroga con juventud rebelde y final de amor.
Es una pena pero al terminar este libro sigo pensando lo mismo.

Me quedo como recuerdo algo más entrañable con los personajes de Berg y Reme.