Sin más respuesta que el silencio

Si el próximo curso terminan mis piernas colgando de una mesa de cuarto de la ESO, estoy segura de que avanzaremos juntos por las páginas de esta novela, deteniéndonos en cada detalle que llame su atención -o la mía-, y sintiéndonos parte de una historia que puede ser la de muchos de esos que me mirarán fijamente, guardándose tantas cosas, y que yo intentaré descifrar, como si de uno de mis libros se tratase.

Sin más respuesta que el silencio (Hilatura, 2021), construida por el increíble Christian Martínez Silva e ilustrada por el gran Pablo Yagüe, es de esas obras que invitan a reflexionar. ¿Qué estamos haciendo con nuestros jóvenes? ¿Somos conscientes de la realidad en la que se mueven, del mundo en el que se ven obligados a bailar? Hay refugios peligrosos para un adulto pero... ¿no hay ningún adolescente que busque amparo en drogas, alcohol, violencia...? A veces cerramos tanto los ojos que creemos que siempre es de noche. Y no. No hay ni luna ni estrellas en según qué oscuridades.

Samuel, que se ha mudado con su familia a un Villarosa, un barrio prestigioso, abandonando el marginal Valdeaceras, lo que provoca situaciones complicadas que le atormentarán y terminarán con él en un coche patrulla, recibiendo una paliza. Pero esa es otra historia.

Los personajes son un lujo. Tanto sus compañeros, Patricia, Irene y Samuel Alba, que contribuirán al desarrollo fluido de la trama, así como Reme, la jefa de estudios que todos querríamos tener en nuestro centro o el inigualable Mariano, que sirve los refrescos de manera muy particular. Por momentos parece que la historia nos transporta a los noventa, aquellos de nuestra adolescencia pérdida. Y nos indignamos, nos emocionamos, sonreímos y hasta nos enamoramos. Y recuperamos aquel valor. Aquella fuerza. Recordamos que si la vida es gris, aún conservamos la habilidad de llenarla de colores.
Enlace: https://www.instagram.com/mi..