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Cuando la autora anunció que se publicaría este proyecto, no sé por qué, pero comenzó a darme cierto respeto. Estaba cien por cien segura de que terminaría sufriendo y así ha sido. Grace y Liam son amigos desde siempre aparte de que las granjas de sus familias son contiguas. Se prometieron cosas debajo de un árbol muy especial y enterraron una caja a sus pies. Desde entonces, cada dos años tendrían que acudir sin falta para volver a firmar un contrato de amistad. Lo cumplieron hasta que la desgracia sacudió sus vidas, justo cuando sus sentimientos empezaban a crecer, justo cuando nada podía ir mejor. Grace está bastante perdida en general. Tener que haberse mudado de país es la causa principal, pero no había más opción. Liam es el hermano mayor, es el que debe dar ejemplo y, por eso mismo, lo intenta cada día dejándose la vida en la granja familiar. Grace y Liam siempre han estado en la vida del otro, hasta que la distancia y les va separando más que de una manera física. Sin embargo, la oportunidad de encontrar su propio lugar en el mundo les vuelve a juntar. Solo que ya no son los mismos. Últimamente, me estoy volviendo fan de los friends to lover, este año he leído muchos. Me ha encantado poder ver la vida de estos dos y me ha gustado poder leer a Cherry en otro registro más dramático. El libro se centra, sobre todo, en la vuelta de Grace a Kilway, donde poco a poco se va destapando el sufrimiento de los dos. Es un libro sobre toda una vida, por lo que vamos a ir saltando hacia delante. Vamos a poder observar todas las facetas por las que pasan ambos personajes más allá del "fueron felices y comieron perdices", enseñándonos los límites de una relación y de otros factores que pueden hacer que todo se vuelva pesado y agotador. También tenemos temas como los sueños que se vuelven inalcanzables, y otros más sensibles como los trastornos de alimentación. Y sí, por supuesto que lo recomiendo. |
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