Los silencios de Hugo

En 2020 la vida nos cambió radicalmente a todos. La pandemia nos obligó a ser conscientes de lo que es un virus que se puede convertir en letal. Y empezamos a hablar del tiempo que ha pasado desde la época de la peste, la gripe del 18 e incluso nos fuimos a buscar ejemplos más atrás. Poca gente pensó en el VIH y lo que significó en los años 80 y hasta el momento en el que acabó convirtiéndose en una enfermedad crónica. Seguimos negando esa enfermedad, asociándola a un tipo determinado de personas, culpabilizando a las víctimas, estigmatizándolas hasta el final. Sigue habiendo miedo, dirán algunos. Yo digo que lo que hay es falta de información. Y no porque no exista, que existe. Sino porque no nos interesa mirar. Coged las cifras de víctimas e infectados, ved los grupos de población entre los que se está extendiendo en nuestros días y tendréis que reconocer lo absurdo del tratamiento que se le da a este tema.
Es para echarse a llorar.
Inma Chacón ha creado un Hugo que me ha recordado en algunos momentos a mi queridísimo Jude de Tan poca vida. Un hombre que vive en la renuncia de sí mismo para que los demás no sufran, para que no le compadezcan, para creer que es uno más a pesar de saber que está roto de alguna manera. Un hombre bueno que prefiere callar.