Los silencios de Hugo

Olalla lleva horas desaparecida, no las suficientes como para que la policía intervenga pero sí para que su familia se preocupe. El silencio, o mejor dicho, la ausencia, no es algo propio de ella y menos en la etapa actual en la que su hermano Hugo la necesita más que nunca.

Inma Chacón nos hace retroceder en el tiempo, ya que para poder entender esta historia necesitaremos piezas que han ido configurándose a lo largo de los años y que han quedado ocultas en lo que los protagonistas trataban de esconder o callarse. Es en este viaje en el que conoceremos a Hugo, que nos irá haciendo partícipes de todo lo que había tras sus silencios y los motivos que lo empujaron a aislarse de los demás y negarse a sí mismo la posibilidad de avanzar y confiar.

La labor de la autora es buena, la historia sirve de pretexto para introducir una crítica al desconocimiento (y al miedo que suscita) y la marginación al enfermo que caracterizaron las últimas décadas del siglo XX en España, problemáticas que podemos seguir encontrando en la actualidad y que nos permiten empatizar con los personajes, con el momento narrado e inevitablemente relacionar determinadas situaciones con nuestros días. La sensibilidad con la que aborda estos temas es destacada, se puede ver un trabajo de documentación por su parte y las ganas de ser fiel, transmitir y concienciar al lector. Sin embargo, aunque incorpora un retrato duro e interesante de los estigmas y de cómo distintos tipos humanos se comportan de un modo determinado ante la misma situación, en ocasiones me ha parecido que había muchas cosas pasando al mismo tiempo, no adentrándose en ellas lo suficiente y aparentando estar metidas con calzador, para incluir todos los elementos posibles en la narración. Los personajes están bien definidos pero no tienen una gran complejidad, es fácil leer sus intervenciones, comprender lo que les pasa, pero a mí me ha faltado algo más para poder empatizar con ellos, para poder vivir dentro de la historia.

Pese a todo, es una novela que recomiendo por los temas que se tratan y por la forma de plasmarlos, que permiten que el lector pueda reflexionar sobre ellos y seguir la historia sin gran esfuerzo.