La casa de las voces

Carrisi vuelve a hablarnos de pesadillas absolutamente reales, indagando una vez más en la psique y la mente humana, pero insertando nuevos elementos de reflexión, nuevas líneas de investigación entre las mallas de una sociedad que olvida demasiado rápido, dando voz a quienes nunca sido escuchado o que no es escuchado con atención.
Como los niños, por ejemplo, a los que, en determinadas circunstancias, no se les pide su opinión o lo que preferirían. Los adultos creen que saben cuál podría ser la elección correcta, pero ¿es realmente así?
Pietro Gerber es un durmiente de niños. A través de la hipnosis, busca un recuerdo, trae fragmentos de memoria, siempre en busca de la verdad. Sus pacientes aún no tienen las estructuras mentales de un adulto, pero ya son capaces de tomar decisiones y llevar a cabo razonamientos complejos. Depende de Peter librarse entre el bien y el mal. Un día recibe una llamada telefónica y su vida da otro giro. Hay una mujer que necesita su ayuda, debe retroceder en el tiempo y recuperar la posesión de los recuerdos que se le han escapado para entender qué le pasó, cuáles son sus defectos. O si hay alguien más a quien culpar.
Y aquí es donde comienza la magia. Toda la maestría de Carrisi sale a la luz, página tras página, en un continuo juego de espejos, referencias, ilusiones, entrelazamientos. ¿Quién es Hanna? ¿Cómo se relaciona ella con él? ¿Qué esconde Pedro? ¿Quién está salvando a quién?
Preguntas que dan paso a nuevas preguntas, hasta la última página, hasta las últimas palabras, que vuelven a desplazar al lector.
Sin embargo, puedo decirles que, en comparación con algunas de las últimas novelas de este autor, la trama de esta historia tiene una secuencia más lineal. Por supuesto que hay engaños y trampas, pero más allá de todo hay otros elementos que priman, como los temas abordados.
El trabajo de Carrisi sobre aspectos psicológicos sigue siendo interesante: en su última novela, son los más débiles los que son examinados, los niños y más allá. Por razones obvias no puedo anticipar nada. Solo digo que las partes de la pequeña Hanna están muy bien interpretadas: el cambio de registro es claro y no hay nada que pueda parecer forzado o no acorde con la edad del personaje.
Como siempre, todos los recursos narrativos que utiliza e inserta Carrisi a lo largo de toda la narración son fascinante. También es muy bonita la ambientación de la novela y la forma en la que Florencia encaja entre un capítulo y otro.