El maestro de las sombras

Roma está a punto de enfrentar un período de apagón de 24 horas y Marcus conoce la profecía de Leo X de que Roma nunca debería permanecer en la oscuridad. Unas horas después del apagón, Marcus se despierta bajo tierra, esposado y en la oscuridad. Entre su ropa, una nota. Encuentra a Tobia Frai. No recuerda nada de lo ocurrido en las últimas horas por lo que recurre a la única persona que conoce su secreto, la fotógrafa forense Sandra Vega. Juntos comienzan a investigar al niño desaparecido, pero se encuentran con algo peor. La Iglesia del Eclipse quiere apoderarse de Roma. Una serie de asesinatos saca a relucir un único denominador común, un tatuaje de un círculo azul. A partir de aquí sus investigaciones tendrán que trasladarse a otra parte, desde Matilde Frai, ex monja y madre de Tobia hasta Vitali, un inspector de policía decididamente violento. ¿Podrá Marcus encontrar al bebé? ¿Y recuperar la memoria? Pero sobre todo para averiguar quién está detrás de la identidad del maestro de las sombras.
Sigue la historia de Marcus y Clemente. La muerte de Clemente significó que Marcus fuera el último penitenciario vivo, por lo que Carrisi construyó una magnífica historia en torno al personaje sobreviviente. Después de perder la memoria, Marcus a menudo tiene lapsos de memoria, pero ha vuelto a recordar cuál era su papel en el mundo. Es un hombre de unos cuarenta años, un hombre de Dios, un cazador de la oscuridad. A su lado la infaltable Sandra que acompaña al penitenciario en sus pesquisas.
Los dos personajes son muy similares. Ambos tienen el don de notar anomalías, lo que está ahí pero no se ve. Sandra a través de sus fotos, Marcus a través de la percepción. Lo que me encanta de estos dos personajes es su capacidad para adaptarse a cualquier situación. Son una especie de camaleón, se prestan a las investigaciones y llegan a sus conclusiones sin mirar a nadie a la cara.
En esta historia que nos presenta Carrisi raya en la ciencia ficción pero ni siquiera tanto cuando lo piensas. En la era de la tecnología, es impensable que una ciudad se quede sin electricidad ni siquiera una hora, y mucho menos 24 horas seguidas. Y lo que sigue es pura anarquía. Personas que explotan la oscuridad para realizar actos que quedarán inacabados pero sobre todo que nunca realizarían en otras circunstancias.
Para hacer más real esta historia están Marcus y Sandra pero también Vitali, el inspector que se encarga de la gestión de este extraordinario evento. Si las primeras representan el bien, las segundas para mí son malas. Vitali se presenta como un inspector engreído, medio drogado y que toma lo que quiere por la fuerza. Un ejemplo se encuentra durante el rescate de una niña de una probable violación por parte de Rufus. Sí, Vitali salva a la niña pero luego también se aprovecha. Pero la pregunta que me persiguió a lo largo de la lectura fue una: ¿quién es el amo de las sombras? Cada capítulo parecía querer revelarse a sí mismo en lugar de revelarse como una pista falsa. Solo al final todo llega a un punto crítico, pero las razones que impulsaron a este personaje a llevar a cabo tal acto siguen siendo, de alguna manera, una incógnita. ¿Cuál es el propósito final de la Iglesia del Eclipse? Esto me hace esperar que las aventuras de Marcus y Sandra no hayan terminado aquí, que aún podamos leer sobre ellas. ¿Marcus dejará su trabajo? ¿Sandra encontrará el amor? ¿Nos encontramos con Vitali de nuevo? ¿Y qué pasará con Erriaga?