El hombre del laberinto

En medio de una intensa ola de calor, Samantha, que había desaparecido de niña, emerge de las sombras. Herida y traumatizada, su mente alberga pistas que podrían conducir a su captor: El Hombre en el Laberinto. Este podría ser el último caso de Bruno Genko, un detective increíblemente talentoso. Pero las pistas se encuentran en lo profundo de la mente de Samantha, detrás de puertas de hierro y pasillos interminables. Desde el primer momento no deja indiferente, empieza fuerte, tiene su impronta de calidad y deja claro que estamos ante un thriller de los que no te dejan respirar. El suspens es palpable a lo largo de la novela y hace que siempre tengamos en mente lo que está pasando y lo que está por venir y cuando todo parece encauzado, aparece un gran punto de inflexión que nos deja sin palabras. La investigación está dirigida por Genko, un detective privado que ha sido contratado por los padres de Samantha para intentar encontrarla. Tanto Samantha como Genko llevan el peso de la historia en dos líneas de tiempo alternativas. Samantha nos cuenta en detalle sobre su secuestro y a veces nos pone la piel de gallina porque una cosa está clara, en "El hombre en el laberinto", el daño que hacen las personas y el dolor que pueden causar es muy claro. Bruno Genko es uno de mis personajes favoritos, el autor ha sabido moldearlo y su ingenio y astucia lo convierten en un excelente investigador. Si antes decía que el comienzo es genial porque es cierto que un buen comienzo da muchos puntos, aqui el final es alucinante. No quiero desvelar nada, solo deciros que el suspense va en aumentl en todos los sentidos hasta llegar a un final épico.