El cielo según Google

Me decidí a leer a Marta Carnicero tras la recomendación que @amapolaslibreria hizo de Matrioskas. Me pareció una historia importante. Tan importante como para investigar sobre la autora y llegar hasta esta novela: la primera para ella. Y aquí me quedo para siempre. En Marta, quiero decir. 

Matrioskas impresiona por la profundidad del tema, por la inmensidad de la pena, por lo sencillo que parece, en manos de la autora, exponer tanto dolor. Hablar del dolor rompe, así que no tiene nada de fácil, no. Pensé que nada que hubiera escrito antes podía superar ese gran libro; y al principio de éste, en ese primer tanteo de la historia que algunos hacemos desde el escepticismo, creí que no me había equivocado al afirmarlo. Hasta que llegó una de esas frases que ya le atribuyo sin darme cuenta. Entonces supe que aquí también se hablaba de un drama universal, pero que, quizá por cotidiano, pasa desapercibido: la pérdida de lo que nunca se tuvo. O de lo que nunca creímos tener; de lo que dimos por perdido hace mucho tiempo. La pérdida al cuadrado.

Qué complicado no sentirse una impostora en esos momentos, una insensible; no preguntarse a cada momento si nos estamos excediendo o quedando cortos, si nuestro lugar no está, en realidad, en otra parte. Es casi imposible resistirse al impulso de salir corriendo en dirección contraria a esa habitación donde una nueva despedida nos espera, a pesar de que ni siquiera recordemos la primera. Qué miedo da enfrentarse a ese trocito de los demás que permanece en uno mismo.

Ojalá Google tuviera todas las respuestas. Ojalá entendamos que no es así y que, mientras tanto, tenemos que perdonar para poder vivir.