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Tres cosas tiene esta novela por las que no puede ser de mi gusto (que, aclaro nuevamente, no significa que me parezca mala): que es una novela gótica y fantástica, que el desenlace lo anticipé mediada la historia y, quizás la más importante, que la termino sin tener clara su pretensión, que empieza con la elección de la cita que encabeza el texto y que a continuación expongo, esto es, si es una denuncia o una mera representación, más o menos compleja, de los estereotipos de la mujer como ser oscuro, bruja, más pegado a la naturaleza, en su sentido más profundo, a los instintos y a nuestro verdadero ser, teniendo a la maternidad como fin supremo y la necesidad de mantenerse bella y joven para poder ejercer todo su poder sobre el hombre para el que será su perdición. “El hombre caza y lucha. La mujer intriga y sueña; es la madre de la fantasía, de los dioses. Posee la segunda visión, las alas que le permiten volar hacia el infinito del deseo y de la imaginación… Los dioses son como los hombres: nacen y mueren sobre el pecho de una mujer…“ Jules Michelet Por otro lado, todo el engranaje de significados y símbolos, de referencias a otras obras, que puede pensarse como propósito principal del autor y así entender la obra como un juego, no es algo que puedan compensar todo lo dicho. En definitiva, que no soy el lector que Fuentes buscaba para su obra, por muy generoso que me haya mostrado con las estrellas. |
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