Marina, es médica y trabaja como cooperante de MSF y Anna es la mujer de un adinerado empresario. Ambas son hermanas y después de mucho tiempo se reunirán de nuevo, tras recibir una panadería y un antiguo molino en herencia. Tratarán de averiguar por qué una señora desconocida les dejó ese legado , pero por el camino se conocerán por fin a ellas mismas. La historia es entrañable y se va desarrollando al igual que el pan, a fuego lento. Me ha encantado la ambientación y aunque la historia en sí es bastante predecible, no cambiaría ni una coma. |