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Seguramente el título ya sea suficiente para que la mayoría dé un paso atrás y se aleje de esta provocadora propuesta. O quizá os suceda todo lo contrario. Creo que es importante añadir justo en este punto que el texto no es un manifiesto a favor del suicidio, sino que se trata de una antología de notas de suicidio de escritores, actores, cantantes y otros personajes públicos que el autor acompaña con sus propias reflexiones y análisis. Una curiosa clasificación (aún incompleta y desordenada) que nos hará olvidar por momentos el miedo terrible que le tenemos a esa palabra; un término que no por repetirse se convierte en una elección o en un imperativo, sino que es simplemente una posibilidad más de la que se dispone en el camino de la vida. Nombrar el suicidio no es un acto performativo. Ocultar una realidad dolorosa nos impide aprender de la misma para poder, con la justa paz y libertad, elegir qué hacer frente a ella. Una vez dicho esto y tomando el texto de Marc Caellas como un juego, he seleccionado algunas frases de las diferentes notas que aparecen en el libro y las he colocado de manera aleatoria para formar un texto que muestre lo principal que a simple vista encontramos en esta obra, en la vida y en la muerte: lenguaje, formas de comunicación y literatura. Como dijo Mishima: “La vida humana es breve, pero yo quisiera vivir siempre”. “Nací con la muerte adentro y lo único que hago es sacármela para dejar de pensar y quedar tranquilo. El gesto no debe ser una venganza. Debe ser una calma y cansada renuncia, un balance, un hecho privado y rítmico. Es necesario saber cuándo no hay más vida que vivir. Yo soy el que te pierdo, pero mi acto no es derrota. El barco del amor se estancó en la vida cotidiana. No quiero ir nada más que hasta el fondo. Yo lo dejo por aquí y me retiro a mis aposentos. Me fui a dormir un rato más largo de lo habitual. Llamad eternidad a ese rato”. Enlace: https://www.instagram.com/p/.. |
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