Yo confieso

Me gustó mucho la novela. Más de 900 páginas que me dejaron con más ganas de seguir otras tantas junto a los personajes que la pueblan.

El estilo es claro, sencillo; la estructura es algo más complicada. En un mismo párrafo, hasta en una misma línea, se pasa de una narración en primera persona a otra en tercera, de un personaje a otro, de una historia a otra, y, por si esto fuera poco, las narraciones intercaladas no son lineales, van a saltos, incluso se mezclan tiempos en un mismo hilo narrativo. Y todo funciona a las mil maravillas.

Las aventuras que protagonizan un violín, por un lado, y una medalla, por el otro, vertebran un relato lleno de relatos. Hay una gran historia de amor y una gran historia de amistad. También se habla del mal, de la culpa y el perdón y la venganza, la infamia, la vanidad, el egoísmo, el fanatismo, del arte con mayúsculas y del arte con minúscula, de los artistas y de los que pretenden serlo sin capacidad para ello. Y todo confluye en una persona, el protagonista, el narrador y el narrado, como en una tela de araña con infinitos hilos comunicados que van a condicionar su vida por completo.