Si la emoción se pudiera medir igual que los terremotos, la que sentían las hermanas Coscorrón sería un 12 en la escala de Richter. El tracatrac del autocar no solo se debía a los bultos y los baches de la carretera, también a los movimientos de Carmen, Rosalía y Ascensión, que parecían un manojo de nervios.
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