SIEMPRE VAN SOLOS LOS BICHOS

Después de haber leído “El infarto del alma” y “Cha cha cha”, la editorial Comisura ya está en mi radar y suelo estar bien atenta a los maravillosos artefactos que edita, que aúnan texto e imagen. Es por ello que no pude evitar hacerme con esta pequeña edición, puesto que además cuenta con texto de Suso Mourelo, autor que me gusta mucho y al que hacía tiempo no leía.

El punto de unión entre las imágenes de Laura C. Vela y Mourelo es El Centenillo, pueblo minero de Jaén del que es oriunda la primera y en el que vivió unos meses el segundo mientras preparaba su libro “La naturaleza del silencio”, en el que vivió en cuatro lugares olvidados de la geografía española. Mientras que en aquel libro retrataba cómo era su día a día en aquellos pueblos, en este foto libro se sale del papel ensayístico para meterse en el poético y relatar pequeñas historias que podrían ser reales o imaginarias, de los habitantes de El Centenillo, ya sean estos personas, bichos, elementos naturales u objetos.

Todas estas historias van acorde con las fotografías realizadas por Laura Vela, que transmiten las distintas formas de vida que observó durante su infancia y ahora retrata, ya sean pequeños seres como los escarabajos peloteros, a los que contemplaban mientras hacían sus bolas, o lugareños que quedaron en su recuerdo. Pero también hay lugar para la no existencia, para esos espacios que quedaron abandonados al despoblarse y transmiten cierta desolación, aunque gracias a la pluma de Mourelo no lo sea tanto.

El libro incluye también un desplegable con imágenes del antiguo poblado minero, además de un texto sobre su origen y formación en el tiempo, hasta su estado actual. En su conjunto este delicado fotolibro apela a un lector sensible a la quietud y las pequeñas historias, que aunque en este caso son de un lugar concreto, podrían extrapolarse a los recuerdos y realidad de muchas otras poblaciones. Un interesante ejercicio de rememoración y homenaje.