Siempre que leo una reseña que me gusta me apunto el libro para tenerlo en cuenta como posible futura lectura. Pero claro, entre la cantidad de pendientes y los que quiero leer al final hay algunos que se van quedando atrás y se me olvidan. Este era uno de esos que tenía apuntado desde hacía tiempo y había olvidado hasta que lo encontré por casualidad en la biblioteca. Me gustó la sinopsis y, al verlo tan finito, decidí llevármelo a ver si mejoraba mi mala racha lectora veraniega. Pero no, no tuve esa suerte. de hecho, no lo dejé a medias porque habría sido el cuarto abandonado del mes y eso es algo que todavía me cuesta hacer. Se salvó del abandono por su brevedad y porque tenía esperanzas de que mejorara en algún momento pero, exceptuando el último capítulo y el epílogo, no me ha gustado. Y os voy a dar las razones. La protagonista es una mujer de 40 años que acaba de perder a su madre, y nos va narrando en primera persona cómo eso le está afectando y cómo está viviendo su duelo. En algunos capítulos se dirige directamente a su madre como en un intento de contarle lo que nunca le dijo. Contado así parece que va a ser duro, el problema es que aún con el tema tan difícil que trata yo no he sentido prácticamente ninguna emoción. No hay profundidad y no he conseguido empatizar con ella. Básicamente porque se dedica a contarnos una serie de episodios de su vida que no interesan mucho y al final la muerte de su madre es como una excusa que hace de hilo conductor de un relato bastante superficial y poco más. Además es que está lleno de tópicos y los diálogos con sus amigas y otros hombres... ufff me han rechinado mucho. Así que, a pesar de las buenas críticas, a mí me ha parecido totalmente prescindible. |