La herencia de la bruja

La obra novelística de Carmen de Burgos, considerada la primera periodista de España, es tan extensa, que “La herencia de la bruja”, una breve novela publicada en el n.º 20 de Novela gráfica de 1923, ha pasado casi desapercibida en el corpus de sus escritos.
Al margen de que esta autora almeriense del primer tercio del siglo XX, que firmaba con el seudónimo de Colombine, ha sido siempre muy maltratada por la mayor parte de la crítica y poco conocida después de haber figurado en la lista negra del franquismo. Los críticos acostumbraban a describir su estilo como envejecido, apegado a la tradición, poco experimental, apoyado siempre en el narrador omnisciente, en unos personajes maniqueos de escasa complejidad psicológica y en un lenguaje folletinesco. A muchos les cuesta etiquetar la obra de Carmen de Burgos que navega entre el realismo, el naturalismo, el costumbrismo y la novela de tesis, donde impera un afán moralista y didáctico. Algunos creen que sus novelas deberían ser catalogadas de femeninas más que de feministas… Pero lo cierto es que Carmen de Burgos era una autora permeable a todas las tendencias narrativas de su tiempo y aunque es verdad que en sus inicios era más bien contraria al feminismo, se percibe en sus escritos una clara evolución hacia el feminismo más beligerante. Sus obras reflejan los conflictos sociales y la lucha feminista de su época, siendo Carmen de Burgos una de las primeras pensadoras en nuestro país en reflexionar sobre el género. Y entre todos los estereotipos de mujer posibles, explora también el de la bruja. En “La herencia de la bruja” aparecen dos modelos de mujer contrapuestos representados por dos amigas, Nieves y Nicolasa.
Nicolasa es una mujer fuerte, guarnicionera de oficio, que mantiene económicamente a toda su familia, incluido su marido. Nicolasa es el prototipo de la mujer moderna que se vale así misma, enfrentado al de su amiga Nieves, mantenida por su primer marido e hija de una mujer anclada en las supersticiones del pasado, donde la escasa educación, la conduce a hacer un mal uso de los heredados y también limitados conocimientos de su madre, que encarna la figura de la bruja, una hechicera de aires celestinescos, una marginada, tratada por la autora de forma despectiva y condenatoria.
En “La herencia de la bruja” están presentes también hechos autobiogràficos de la autora, como la diferencia de 20 años que Nieves le lleva a su segundo marido, Juanito, la misma que Carmen de Burgos le llevaba a Ramón Gómez de la Serna, o los celos desaforados.
“La herencia de la bruja” puede parecer una de las novelas más insulsas de la autora, pero a mí siempre me ha fascinado la figura de la bruja y no puedo resistirme a leer todo aquello donde aparece…

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