Vidas arrebatadas: Los huérfanos de ETA

Cuando los focos se apagan, los periodistas se van y las autoridades vuelven a sus despachos, pero a las familias de las víctimas les toca seguir tirando, repartiendo de nuevo las cartas de la vida.

Nada entrena más para las pérdidas que haberlo perdido todo en un instante

Después de 31 años creo que tenemos suerte, buena suerte. Sobrevivimos a la muerte ese día, todo lo malo que nos ha ocurrido después es porque estamos vivos. A ellos no puede ocurrirles nada, ni malo ni bueno.

Su vida solo puede ser presente porque su pasado no solo es el dolor, es el vacío. La historia no contada.