 |
Esta novela es lo que yo llamo 'una lectura de pipas'. Si comes una, no podrás evitar seguir pelando una pipa tras otra hasta que sientes que los labios te arden por la sal, pues bien, esto es lo que pasa con este libro, que pasas una página tras otra con una necesidad acuciante de continuar con la historia y de saber más sobre el caso y sobre sus personajes. Robert Brynza nos deja en este primer libro de la saga una buena historia policíaca. El comienzo de todo es el descubrimiento de un cadáver bajo una gran capa de hielo, se trata de una joven que pertenece a una familia influyente de la ciudad, pero que guarda algunos secretos que la inspectora Erika Foster deberá ir descubriendo de manera inteligente mientras esquiva situaciones de riesgo que pondrán en peligro su vida. La novela es autoconclusiva, así que se puede leer sin miedo a que el hecho de que pertenezca a una saga nos lleve a tener que leer, de manera obligatoria, el resto de los libros. La escritura del autor es ágil y de fácil lectura. Te atrapa en su argumento y está llena de giros inesperados que te mantienen en vilo a lo largo de toda la novela. No se pierde en grandes descripciones ni en detalles demasiados morbosos, pero sí que logra que ocurran cosas todo el tiempo. Esto último es precisamente lo que provoca que su lectura sea tan amena. Además, los personajes tienen fuerza psicológica, por lo que tienen su peso específico dentro de la historia, además de la víctima, el asesino y otros secundarios. En definitiva, una lectura entretenida, sin demasiadas complicaciones, que gustará a los amantes del género policíaco y más aún a aquellos que se estén iniciando en este tipo de lecturas. |
>
