Oscura es la noche

OSCURA ES LA NOCHE es la primera novela de Raquel Brune que cae en mis manos y posiblemente no será la última. La verdad es que leerla ha sido además de una sorpresa, ya que este libro ha sido un regalo de una de mis personas favoritas en el mundo, una buena experiencia de lectura.

Dividida en dos líneas temporales, en la década de 1920 y cien años más tarde aproximadamente, en Santa Bárbara, una ficticia población norteña, brumosa y decadente, atrapa al lector desde el principio gracias a su ambientación y la forma en que la autora nos hace entrar en la trama, creando interés por conocer a ambas protagonistas, Candela Nieto (años viente) y Sandra O'Brian (década 2020).

El misterio es uno de los protagonistas de la novela, muy bien trabajado gracias a un hotel antiguo, la relación entre los lobos y los humanos, algunos elementos entre fantásticos y mitológicos, más de un secreto y otras cosas que es mejor no desvelar por aquí.

La música es tan importante en el libro como los personajes principales o esos enigmas por resolver y obviamente tiene que ver con ellos. Conceptos como las canciones ancestrales, la influencia de las melodías en los seres vivos y la fuente de inspiración que la música tradicional puede suponer en la actualidad, se exploran en la novela.

Me hubiese gustado tener más pistas de hacía donde iba la historia en algunos momentos. Creo empieza y termina muy bien y pierde algo de fuelle a media lectura, al menos esa ha sido mi impresión.

Otra vuelta de tuerca a la eterna lucha entre el bien y el mal. Una novela muy original en su desarrollo y que en general he disfrutado bastante.