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No es el primer libro que leo de Raquel, pero sí lo destaco por encima de mis otras lecturas. Personalmente, me gustan mucho las novelas que tengan la mitología griega muy presente, e incluso que se inspiren en ella. Como lo ha sido en este caso, que la autora ha arropado a sus personajes oscuros (lo resalto por la presencia de la nigromancia), en la antigua Grecia. Esto me lleva a hablar del estilo de narración. Hay un equilibrio perfecto entre descripciones y diálogos. En ningún momento he notado que la lectura se hacía pesada o lenta. Todo lo contrario, sentía que fluía muy bien, dándole a cada punto su correspondiente tiempo y evolución. A medida que leía sentía que las páginas pasaban en apenas un pestañeo. Para mi este punto es muy importante, porque estaba atravesando un bloqueo lector en ese momento y esta lectura me ayudó a superarlo. En cuanto a los personajes, estoy enamorada de Elias. Es un nigromante que no pretende salirse de la norma; solo quiere tener una vida tranquila y apacible. Pero como siempre ocurre, los problemas llegan solos y en el peor momento. Es un protagonista que se muestra miedoso y desconfiado al principio, pero cuando terminas de leer el libro notas su gran evolución. del mismo modo, los otros personajes principales me han encantando. Cada uno tiene una personalidad única que los diferencia muy bien, así que hay dónde escoger. Me he sentido en casa con este libro y era lo que necesitaba. Podríamos decir que la trama se centra más en el desarrollo del protagonista, pero entonces dejaríamos de lado la gran búsqueda que hacen todos y que abarca gran parte de la novela. Para mi es un libro que merece mucho la pena. Tiene un toque juvenil, fresco y está lleno de giros y ganchos para que te quedes a conocer mucho más. Tanto si te gusta la mitología griega y quieres empezar a conocerla por novelas de ficción, como si buscas una bilogía que te devuelva a la vida después de un bloqueo lector, esta lectura es una buena opción. |
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