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"Una excelente mujercita (...) pero con una cabeza demasiado blanda. Casi se deshace en las manos de uno. Sé positivamente que a veces la maltrato cuando he bebido demasiado, pero no puedo evitarlo, porque ella nunca se queja, ni en el momento ni después. Supongo que no le importa". He tardado demasiado en descubrir a Anne Brontë. Este año me he propuesto leer a las tres Bontë y a Jane Austen por primera vez (shame on me no haberlas leído todavía), y decidí empezar con la pequeña de las Brontë, Anne, y su obra más conocida, 'La inquilina de Wildfell Hall'. Maravillosa. Dura. Brillantemente escrita. Una obra maestra. La novela trata sobre una viuda que llega a vivir con su hijo y la niñera a Wildfell Hall, una mansión medio en ruinas en un pequeño pueblo de Inglaterra. Pronto, su actitud esquiva, reservada y poco sociable, y su pasado oculto, despiertan las habladurías entre los vecinos del pueblo, que poco imaginan la tortuosa vida que Helen ha vivido hasta llegar a Wildfell Hall. La novela se estructura en tres partes: el primer tercio narra de forma epistolar la llegada de una viuda desconocida a Wildfell Hall, y las relaciones que establece con los diferentes miembros de la comunidad. La segunda parte, la más extensa, recoge las anotaciones del diario personal de Helen durante los años inmediatamente anteriores a su llegada a Wildfell Hall. En el último tramo del libro, el narrador de la primera parte toma de nuevo la voz para explicar el final de la historia. Un final absolutamente maravilloso. En esta novela, publicada en 1848, Anne Brontë trata con dureza temas que levantaron ampollas en la sociedad del momento, como el alcoholismo y el maltrato en el matrimonio, la violencia vicaria... temas que hoy en día están muy vigentes, por desgracia, y que Brontë se atrevió a tratar sin filtros y sin paños calientes hace casi dos siglos (con el pseudónimo masculino de Acton Bell, eso sí). Por los temas tratados y el enfoque femenino de la misma, es una novela muy valiente y arriesgada. No me extraña que escandalizara a la sociedad victoriana, ya que mostraba y hacía públicas unas vergüenzas que, más o menos habituales, siempre quedaban escondidas entre las cuatro paredes del hogar. Con respecto a la edición, Alba Editorial nunca falla. Pese a sus 600 páginas, este ejemplar de la colección Alba Minus es perfectamente manejable. La letra lo suficientemente grande, amplios márgenes, y una traducción magnífica a cargo de Waldo Leirós. En definitiva, mi primera experiencia con los clásicos victorianos y con las Brontë es un 10. le pongo 5 estrellas. |
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