La inquilina de Wildfell Hall

Después de terminar este libro, lo apreté tiernamente contra mi pecho y mientras miraba románticamente el horizonte, pensé: "si en este momento me hacen el examen para meterme a monja lo pasó con honores🙄".
El gran pecado que comete la autora ( tomen nota de la ironía del asunto😏), es meter contenido bíblico como para hacer dulce!! Por los clavos de Cristo, miren que yo no tengo nada en contra de Dios. Muy por el contrario, espero que algún día haga la vista gorda y me deje subir a una nube para ponerme a tocar el arpa. PEEEEROOOO, en literatura, si querés involucrarlo, tenés que ser medido, porque si no tu libro termina pareciendo un panfleto religioso. Y encima un panfleto de 600 páginas!!🤦‍♀️
Lamentablemente, la mesura no es precisamente la mayor virtud de esta hermanita Bronte. Hay versículos de la Biblia cada dos páginas!!
Dicho sea de paso, a mi me lo vendieron como " el primer libro feminista", pero si esto es feminismo, yo soy Lady Di😑. Sé que eran otras épocas y que la lucha por la igualdad estaba en pañales, pero solo tiene una critica bastante tibia, a la situación de vulnerabilidad en la que quedan las mujeres después de casarse. Crítica que se queda en la nada, porque la protagonista deja de luchar por sus derechos y los de su hijo, adivinen por qué?😑😑😑 Pues porque en vez de ser feminista, privilegia su etica religiosa y en aras de no desviarse de la senda del señor, echa todo por la borda🤦‍♀️. Pero si hasta el mismísimo Señor le diría: "Hija, no seas boba. Volvé por donde viniste que eso más que abnegación, es pura estupidez🤦‍♀️.
Más allá de esto, el formato epistolar elegido, le queda corto. La ciñe demasiado. Y para poder incluir más de una perspectiva, termina con: primero carta, después diario intimo metido dentro de carta y carta dentro de otra carta y...esto deja un aspecto bastante desprolijo🤨. Considero que la tercera persona omnisciente, hubiera sido mucho más conveniente ( además de que imaginen como habrá quedado el pobre muchacho que recibió estas cartas de 600 páginas!!).
Honestamente, me cuesta creer que esta mujer comparte sangre con las otras dos Bronte. Este año leí " Cumbres borrascosas", y para mí está a años luz de lo que nos brindó Anne en esta oportunidad ( y en la otra también, porque ya leí " Agnes Grey" y tampoco está mucho mejor)

P.d: Amantes incondicionales de los clásicos, no se molesten en mandarme al infierno. Tengo trato con Dios🙂. A la gente honesta, nos deja pasar, aún a costa de fumarse nuestra irreverencia🙂.

He leído este libro para un club de lectura, ya que fué la lectura ganadora, probablemente si no hubiese sido así yo nunca lo hubiese leído, y tengo que decir que me ha sorprendido gratamente.

De entre las cosas que más destacan en la novela las que más me han gustado han sido: la ambientación de la novela, la historia de Helen, que está narrada de forma epistolar; cómo está retratado que en esa época la gente era beata, aunque también me parece que la autora ha abusado de las citas biblícas y cómo poco a poco algunos hombres se iban degradando al excederse con los vicios.

De todos los personajes la que más me ha gustado ha sido Helen, una mujer fuerte que sale adelante a pesar de los obstáculos que le pone la vida en su camino, tiene algunas frases memorables.

Me ha gustado mucho como está narrada la novela, de forma sencilla y pausada, en ningún momento se me ha hecho pesada, aunque sí que tengo que destacar que en mi opinión en el tercer volumen, la autora alarga innecesariamente el final, se me ha hecho un poco largo en ese tramo, con algunas páginas menos hubiese estado mejor.

La inquilina de Wildfell Hall es un libro que te atrapa desde el principio con un toque de misterio. ¿Quién es verdaderamente esta inquilina? ¿Qué esconde? Una vez más, el apellido Brönte no decepciona.

El libro comienza con la llegada de una mujer a un pequeño pueblo que, acompañada de un niño y sin ningún hombre, se ve sujeta a los rumores y cotilleos de sus vecinos. Cuando Gilbert Markhan se cruza con esta mujer, empieza a interesarse por ella y desde entonces, comenzaremos a conocer su historia.

Aparte de ese toque feminista e ingenioso propio de su escritora, me ha encantado la forma de representar los sentimientos de sus protagonistas sin necesidad de que estos lo expresen abiertamente. Tanto Helen como Gilbert reflejan ese “quiero pero no puedo” a través de sus acciones, demostrando así esa lucha interior entre la razón y el corazón. Asimismo, Anne Brönte trata a la perfección esa relación entre moralidad y religión que atormenta a nuestra protagonista junto con los convencionalismos sociales propios de la época.

El retrato de los personajes masculinos que realiza Anne también es digno de mención. El personaje de Huntingdon y sus amigos rozan la caricatura y la absurdez extrema. Sus actitudes machistas, aunque realistas para la época, no pueden parecer más ridículas y repugnantes. Esa crítica claramente feminista del matrimonio y el papel del hombre y la mujer refleja la audacia y astucia de Anne al escribirla.

La única pega que tengo a esta novela es que la parte en que Helen cuenta su día a día dentro del matrimonio se me hizo algo larga. Tiende a ser algo repetitiva en algunos capítulos y creo que la situación queda clara desde el principio sin necesidad de extenderse tanto.

Por otro lado, la forma en que la novela está estructurada muestra la calidad literaria y la pluma inteligente de Anne. Entre La inquilina y Agnes Grey me decanto por la primera con diferencia. En cuanto a sus otras hermanas, no pienso compararlas pues las comparaciones son odiosas. Creo que cada obra es única y no hay historia mejor ni peor, sino que depende del tipo de lector y sus gustos literarios. Lo que sí está claro es que las Brönte tenían un don para la escritura y ¡qué suerte que aún podamos disfrutar de todas ellas dos siglos más tarde!

La segunda y última novela de la pequeña de las Brontë, la más extensa y ambiciosa, terrible en verdad reflejando la situación de una malcasada. Enmarcada en una relación de los acontecimientos que el impetuoso y noble granjero Gilbert Markham escribe muchos años después a su amigo y cuñado, somos testigos a través del diario de Helen Huntingdon de una terrible lucha entre la honestidad y la iniquidad, de una desesperada batalla por escapar del sometimiento atroz y hallar la merecida libertad.

Miss Brontë era una mujer religiosa en extremo: tenía una visión, un anhelo, y el empuje vital de hacérnoslo saber. En algún momento de esta historia podemos hastiarnos de sus diálogos, de sus vueltas y revueltas, de ciertos "demoníacos" personajes, de desencuentros, chantajes emocionales y pleitos con la dignidad: es mucho lo que está en juego. A mí me resulta triste, y al mismo tiempo gratificante, la ausencia total de ironía en esta escritura; esta visión de emancipación y felicidad se nos plantea de un modo tan ardoroso que llega a ser extenuante mas, sin duda, del todo satisfactorio.

¿Qué es lo que más me complace? Ante todo, la franqueza, casi ingenuidad para nosotros de su propósito [siempre pienso, como con sus hermanas, las cimas que podría alcanzar si no hubiese muerto tan joven]. También la decisión de que nuestros héroes sean un granjero y una artista y, por supuesto, el fino romanticismo de dejar que la naturaleza nos hable de los sentimientos, que nos transmitan la savia y el viento el ritmo del corazón.

¡Menuda sorpresa ha resultado ser Anne Brontë! Tras haber leído sobre su familia y a sus hermanas, mis expectativas eran más bien bajas. Pero hoy puedo afirmar que Anne es, indudablemente, mi favorita.
Me he encontrado con una novela que ha despertado mi interés desde el primer momento. Es asombrosa esa manera de perfilar los personajes, narrar tan bien y tan profundamente las distintas situaciones y debates… cada relación está impecablemente definida. Los personajes y sus relaciones destacan y son el punto fuerte de la novela. La protagonista ha pasado a ser uno de mis personajes literarios favoritos. Se equivoca, pero siempre se mantiene firme en sus principios y valientemente lucha por salir adelante como puede.

Lo dicho, Anne Brontë ha sido todo un descubrimiento. Me ha sorprendido, sobre todo, la valentía de contar una historia con esa visión tan feminista a principios de siglo XIX.

“Se puede saber más en una hora de lo sublime, generosa y profunda que es el alma de una persona viendo su corazón a través de sus ojos, de lo que se descubriría durante toda una vida, si dicha persona no estuviera dispuesta a revelarlo, o si no se tiene sensibilidad para comprenderlo.“

“Ahora veo claro lo estúpido que sería sacrificarme por alguien que fuera indigno de todo el amor que puedo ofrecerle, e incapaz de corresponder a los sentimientos mejores y más profundos de mi corazón.”

Cuando leí “Cumbres borrascosas”, de Emily Brontë, quedé tan maravillada que supe que tenía que leer también a sus hermanas. Ahora le ha tocado a la más pequeña, Anne, y creo que no pude elegir mejor libro para empezar con ella porque ha sido toda una sorpresa y descubrimiento.

En “La inquilina de Wildfell Hall” conoceremos la historia de Helen Graham, una mujer que, junto a su hijo pequeño, se muda sola a Wildfell Hall y donde los vecinos del pueblo intentarán descubrir los secretos que guarda esta misteriosa mujer. A través de un diario se nos darán respuestas a su pasado y al por qué de su situación.

Dicho así no suena a nada del otro mundo, lo sé. Pero la fuerza de esta novela recae enteramente en Helen, en su personalidad, en su forma de ver la vida y en su lucha por vivirla conforme a sus principios y no a lo que le era establecido por la sociedad de la época. Quedé prendada de esta protagonista desde las primeras páginas y consecuentemente, con Anne Brontë por crear un personaje femenino tan poderoso, con sus propios ideales y tan avanzado para su época. Y es que Helen es el propio reflejo de Anne.

Su lectura es amena y de fácil lectura. No me resultó lento ni tedioso en ningún momento, por lo que creo que es una muy buena opción si queréis empezar a leer clásicos de esta época. El final me tuvo en un “ai” porque no sabía cómo iba a acabar pero quedé muy satisfecha con el desenlace. Leer “La inquilina de Wildfell Hall” ha sido un viaje maravilloso.

La segunda y última novela de Anne Brönte arranca con la llegada de la viuda Helen Graham y su hijo pequeño a una pequeña localidad rural en el otoño de 1827. Un joven vecino, Gilbert, se sentirá atraído hacia la misteriosa y decidida mujer, pero pronto empezará a descubrir secretos de su pasado que amenazan con arruinar su futuro juntos.

El testimonio desgarrador del matrimonio tóxico en el que se ve atrapada la protagonista le valió a Anne el escarnio de sus contemporáneos, pero hoy podemos apreciar plenamente lo valiente y necesarias que son esta clase de historias. Porque, además de dar voz a una víctima de violencia de género, la autora la empodera de una manera casi inconcebible en la época: Helen abandona a su marido y se lleva a su hijo con ella. ¡No en vano La inquilina de Wildfell Hall ha sido descrita como una de las primera novelas feministas!

He de reconocer que algunas cosas de la novela me han chirriado bastante. En primer lugar, el formato epistolar (Gilbert relata los acontecimientos a través de cartas a un cuñado totalmente ajeno a la trama) solo sirve para enrevesar la historia. Además, la novela inserta varios cientos páginas del diario personal de Helen, con lo cual nos encontramos con una narración dentro de una narración dentro de una narración…

En segundo lugar, así como la voz de Helen es fascinante, la de Gilbert... No. Como narrador, coprotagonista y héroe romántico, me ha parecido que el personaje (celoso y engreído) no está a la altura. ¡Aunque no deja de alegrarme que la pareja consiga su final feliz!
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Hoy vengo hater pero solo a medias con uno de los grandes clásicos de la literatura, una de las novelas insignia de las hermanas Bronte y una obra a la cual he visto ensalzada por activa y por pasiva por este mundillo literario.

Y cierto es que estamos ante una obra rompedora, tanto por la temática que maneja, problemática, tabú y socialmente incorrecta, como por el hecho de estar escrita por una mujer que tuvo que usar un pseudónimo masculino para poder publicar. Corrían tiempos difíciles para el sector femenino cuando Anne, la menor de las hermanas, lanza a la sociedad de mediados del siglo XIX, esta su segunda novela, este dardo envenenado feminista y lleno de crítica a las convenciones sociales que esclavizan a la mujer de la época, a los matrimonios concertados y a los demonios que los rodean, al más duro machismo y a la violencia verbal y psicológica hacia el sector femenino.

Escrita en forma epistolar, como carta que el protagonista dirige a uno de sus amigos (todo hay que decir que menuda carta de más de 600 páginas, no quiero pensar la gracia que le hizo), la narración engloba una historia dentro de otra historia mediante el formato diario, el diario de Helen, nuestra inquilina, que convierte la narración en un ir y venir de pasado a presente para descubrir la misteriosa historia que carga sobre los hombros. Otra gran maestría narrativa.

Ninguno de estos méritos le puedo escatimar a esta obra, pero sin embargo, me han parecido mal llevados... La historia se hace aburrida, reiterativa en los hechos, alargada al extremo y sobre todo llevada de cabeza a un final que me ha parecido totalmente destructivo respecto al conjunto de la novela. No concuerda ni con los protagonistas, ni con la historia, y me ha resultado metido con calzador y encima en el zapato equivocado. Un final malo y artificial, que parece tener miedo al resto de la novela. ¿Fue Anne tan subversiva que se asustó en el último momento?

Una novela interesante y rompedora, pero que va perdiendo fuelle y se diluyendo poco a poco. Y ahora decidme si la habéis leído, ¿quién es más malo, el final o yo?

Segunda Brönte acabada de mi reto #AgostoBrönte. al iniciarme con Anne Brönte tenías dos ideas que me rondaban la cabeza desde hacía tiempo. La primera es la evidente. ¿Por qué Anne no comparte fama y éxito con sus hermanas? al menos, no al mismo nível. Y esto me hacía pensar a veces que quizá no tenía la misma calidad literaria. Que tres hermanas sean escritoras es difícil, y más aún que ambas sean genias a un mismo nivel.

La otra cosa que me rondaba la mente era que después de acabar la maravillosa Cumbres Borrascosas, Anne lo tenía, no solo complicado, si no casi imposible conseguir superarlo. Afortunadamente los imposibles solo lo son hasta que se hacen posibles.

He de decir que me ha gustado hasta más que Cumbres Borrascosas. Y mira que éste ya mereció sus cinco estrellas. Pero es que Anne es genial. He descubierto a una mujer feminista, una mujer que luchaba por sus ideales y que no se dejaba gobernar por nadie. Ya solo leyendo su prólogo en el libro te das cuenta de su personalidad y de como tuvo que vivir. Me impacta mucho que una mujer tremendamente religiosa como era ella, no fuese anticuada. Era completamente lo contrario.

La historia inicia con Gilbert, nuestro inicial narrador, en un pequeño pueblo donde se sitúa la gran y abandonada mansión Wildfell Hall. A esta llegará Helen junto a su hijo Arthur y será la comidilla del pueblo. Se verá sometida al machismo de la época y no perderá oportunidades de hacer ver su naturaleza feminista, su ideales inalterables y su increíble fortaleza.

Es imposible no encariñarse con Helen. Se ha convertido, sin ningún tipo de duda en una de mis heroínas favoritas. Es increíble. INCREÍBLE. Y lo más interesante es darte cuenta que Helen era un claro reflejo de Anne. Como he mencionado antes, ese prólogo, podría haber sido un diálogo de Helen en cualquier parte de la novela.

Otra cosa que me llamó mucho la atención con respecto a su hermana Emily u otros clásicos, es lo fácil que se lee este libro. No resulta tedioso en ningún momento. Y no creo que haya mejor libro para adentrarse en los clásicos de la época que éste. Pocos finales he leído con tantos nervios y con tanto miedo de que no acabe como yo quisiera. Ha sido un viaje maravilloso.

Finalmente he llegado a la conclusión de que mientras que Emily era la reina de la ambientación y tenía una pluma bellísima. Anne es más directa, más partidaria de diálogos, que de descripciones y que su punto fuerte es la profundidad de sus peronajes. Repito, pocas heroínas tan maravillosamente fieles a si mismas y adelantadas a su época he visto como Helen.

En fin, que Anne se postula a ser mi Brönte favorita. Charlotte es tu turno. A ver que haces con Jane Eyre para superar a La inquilina de Wildfell Hall.

Esta es la última novela de la menor de las Brontë y la única que me faltaba por leer. Había leído comentarios muy buenos de esta obra y me la habían recomendado mucho. Varios me habían confesado que era su novela preferida de las hermanas. Me preguntaba si no estaban exagerando. Y no. Es una obra magnífica. La amé.

La abandonada mansión de Wildfell Hall volvió a estar habitada después de mucho tiempo. Su inquilinos son una viuda, su hijo pequeño y una criada. Su vida misteriosa desatará las habladurías del pueblo. Su belleza y melancolía despertarán los sentimientos amorosos de un joven vecino.
Nos encontramos con dos narradores, dos líneas temporales y variedades textuales, todo magistralmente unido por la pluma de su autora. Gilbert narra en primera persona a través de cartas los sucesos, pero le presta la voz narrativa a Helen, a quien leemos en su diario para enterarnos de su pasado. Gilbert nos cuenta que manipula el diario, sabemos que omite fragmentos, no puedo dejar de cuestionarme si conocemos de verdad la historia de la protagonista o solo lo que su enamorado quiere contarnos.
Los temas que aborda no pueden tener mayor actualidad: por un lado, el alcoholismo y sus consecuencias; por el otro (y muy relacionado con el primero), la violencia de género, el papel de la mujer en el matrimonio y en la sociedad. Temas controvertidos y audaces para la época y desarrollados con gran arte.
En conclusión, sumé otro libro a mi lista de favoritos de las hermanas victorianas más famosas.