Los destrozos

No se prodiga este autor al que no pocos recordarán por "American Psycho" o "Menos que cero". Ellis, es uno de los representantes más notables de la Generación X o del realismo sucio, como prefiráis.

Los Ángeles, California. Esta novela, de autoficción-thriller, como otras de este movimiento literario y de su autor, nos presenta a un grupo de jóvenes amigos en su último año de instituto antes de su ingreso en la Universidad. Es de autoficción porque, y no sabremos a ciencia cierta hasta qué punto, contiene vivencias personales de la propia biografía de Ellis durante el año 1981.

Son jóvenes ricos, guapos, despreocupados e indolentes, sin modelos referenciales reales, que subsisten, que se dejan llevar, ante la ausencia de padres, suficientemente ocupados con su propio éxito, por las fiestas, el alcohol, las drogas y el sexo. La referencia es el grupo. El descubrimiento, la iniciación, el consumo desaforado, como tránsito inevitable para ellos entre la adolescencia y la edad adulta.

Y así, con multitud de referencias musicales, literarias y cinematográficas muy reconocibles de la época, este grupo de jóvenes, entre los que encontramos a Bret, el "alter ego" del propio autor, conscientes de un final de curso que significa el proceso vital más radical de sus vidas, recorren ese año entre la experimentación, la confusión y la búsqueda de sus verdaderas identidades.

Y por si este tránsito (el paso de la adolescencia a la adultez) no supusiera ya un momento de tensión importante, Ellis, lo adereza convenientemente con la figura de "El Arrastrero", un asesino en serie que se va a cruzar en la vida del grupo, y la llegada al Instituto Buckley de un nuevo compañero con un oscuro pasado, Robert Mallory. Añadimos así a este cóctel, ya de por sí cargadito, una buena dosis de violencia, muy explícita. Con ello, consigue atraparte, absorberte, hasta la última página, con una tensión en la trama "in crescendo" y un final impactante que tendréis que descubrir.

Bret, el personaje principal, es el propio escritor (limitado entre la realidad y la ficción), que en esos momentos escribe su primera novela: "Menos que cero". En la actualidad, con 56 años, descubre que con 17 hubiera sido incapaz de escribir esta historia. Ahora, en un arranque de cínica nostalgia, que no de triste añoranza, decide volver al 81 para cerrar el círculo, para ajustar cuentas con el pasado, para explicarse, a los demás y a sí mismo. Para rememorar un año que cambiaría sus vidas para siempre, convertido así en narrador en primera persona.

Siempre oscuro, perturbador y transgresor (aunque a estas alturas no es tan fácil transgredir) este "enfant terrible" lo ha vuelto a hacer: siempre subyace en su literatura una crítica a la sociedad en la que vive: la del capitalismo feroz. Pero no es esto lo que realmente le interesa, cero, sino cómo afrontan "sus" personajes (con los que convivió en su entorno de clase social acomodada, en esa ciudad meca del cine y los negocios) la cotidianidad, es decir, sus consecuencias. Repite, y lo hace frecuentemente, el estado de "embotamiento". Sí, sus personajes, muy bien perfilados, viven el día a día en un permanente estado de embotamiento físico y emocional, mecidos por el alcohol y las drogas, del que sólo el sexo es una puntual escapatoria.

Así llegaron los ochenta. Así los vivió. Así los vivieron sus personajes. Así nos los cuenta Bret Easton Ellis.

Si te apetece, un novelón...

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