Todas las piezas rotas

Aunque se puede leer de manera independiente, Todas las piezas rotas es la secuela de El niño con el pijama de rayas. Y si en aquella ocasión el protagonista era el pequeño Bruno, esta vez lo será su hermana Gretel. Un personaje lleno de luces y sombras, que a veces me ha resultado entrañable y a veces me ha caído bastante mal.

La narración alterna capítulos del pasado, en los que sabremos qué ocurrió con su familia y cómo fue la vida de Gretel al acabar la Segunda Guerra Mundial, y capítulos del presente, en los que veremos cómo es su vida actual, con 91 años, y conoceremos a algunos de sus vecinos. Entre ellos una pareja que acaba de mudarse al edificio con su hijo pequeño, un niño que le recordará a su hermano Bruno, lo que hará que Gretel no pueda evitar cogerle cierto cariño.

Con capítulos cortos que saltan entre el pasado y el presente, este libro te va atrapando poco a poco en una emotiva historia sobre la culpa, el duelo, la familia. Una historia que plantea hasta qué punto los hijos deben cargar con la culpa por los actos cometidos por sus padres y nos recuerda que hay vivencias y sentimientos de los que no se puede huir, que por mucho tiempo que pase no logramos olvidar y nos acompañan para siempre.
Una lectura fácil y amena, que me ha gustado mucho más de lo que esperaba.

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