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Amor, ese sentimiento que la mayor parte de humanos experimentamos a duras penas una vez en la vida y cuando lo hacemos somos los seres más dichosos en la faz de la tierra. Amistad, ese otro sentimiento que nos asegura un camino más fácil de seguir si es en compañía, un amigo a menudo es la luz, ese ser necesario para enfrentar la vida. Encontrar a alguien que sea tu amigo y además tu amor es como ganarse la lotería dos o tres veces en la vida, alguien que entiende tus locuras, te acompaña, y muchas veces te guía, es inapreciable. Este libro va de eso, un par de seres extremadamente afortunados que se encuentran, son amigos, amantes, cómplices, dos seres afines que sobreviven a la cotidianidad inventando nuevas vidas a lo grande, porque para que decir mentiras inocentes fáciles de descubrir si se puede mentir a lo grande para crear nuevas vidas, nuevos escenarios, nuevos nombres; y así entre lo que es real y lo que no, los cócteles exóticos y el Mr. Bojangles de Nina Simone se arma este libro. No se equivoquen, el libro puede ser de lo más alegre, pero como dice el dicho nada es lo que parece, y así por detrás de las fiestas interminables y las garzas rescatadas, encuentras esa fina línea entre la cordura y la locura, esa que si se cruza no ofrece vuelta atrás, entonces las páginas van pasando y descubriendo la cruda realidad de la vida, entre baile y baile sufres y cuando vislumbras el final, respiras, levantas la vista y sabes que a ciencia cierta eso es amor, amistad, pero por sobre todas las cosas, es vida. No quiero terminar este comentario sin mencionar que la escritura fluye como el jazz en una noche de verano, los personajes son más que humanos, se agradece profundamente la creación de tremendas personalidades, y la historia por más vieja que sea, se renueva en cada en cada curva de camino, en cada vuelta de baile, en cada salto de Mr Bojangles. |
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