Mémoires inédits : Les Cahiers Rouges

Mi tía Carolina, viuda de Murat. Vino a establecerse en Florencia desde 1832. Había vivido en Trieste hasta ahora; pero, estando enferma, obtuvo la autorización de fijarse en Italia... Tenía restos todavía de belleza. Sus cabellos eran castaños y abundantes, sus manos bellas, sus pies pequeños, pero sus muñecas no era finas. Tenía sobrepeso, una piel superior, y, cosa singular, los hombros tan gordos que parecía, estando descubiertos, tener la garganta por atrás. A pesar que los vestidos que llevaba no le iban, le hacían la espalda redonda y le quitaban elegancia. Casi no tenía cejas, pocas pestañas. Su rostro era juguetón y había conservado frescura. A veces muy graciosa, más frecuentemente melancólica, le faltaba amenidad. Le quedaba de sus años jóvenes mucha coquetería y el deseo de gustar a los hombres

(Mi tía Julie) eligió una capilla en Santa Cruz e hizo hacdr tres tumbas, una para Charlotte, una para ella misma, una tercera para dos hijos de Zénaide, muertos a muy temprana edad en Florencia

Esta hermana devota, comprendiendo la gravedad y lo delicada de la situación, recomendó instantáneamente que hagamos bien en, para todo el mundo, decir que la princesa Charlotte murió de una ruptura ocasionada por el mal de mar durante la travesía de Civitavecchia a Genes; pero permaneció algunos días todavía sin notificar a la desgraciada madre que preguntaba sin cesar, la catástrofe fatal.

(Baciocchi) declaró que si los herederos deseaban la posesión de esta suma, iría por delante del escándalo publicando esta triste aventura! Hizo más, y siempre con la misma amenaza. Este perfecto canalla pretendió quedarse con las joyas y hasta los objetos de baño de mi prima

Italia es seguramente el país de los enamorados. Las mujeres viven ahí en una gran libertad y las relaciones ilegítimas, siempre que sean fieles, no son vistas con severidad

¿aY! Es ahí (Florencia) que ella (Charlotte) conoció al conde Potocki, casado con una mujer jorobada de la cual tenía muchos hijos

Napoleón no había contraído, ni el hábito ni la necesidad de ir en el mundo. Fue un marido cariñoso que su mujer amó demasiado para no ser celosa, sin saber ofrecerle otra cosa que las alegrías del hogar que le dio

Durante este mismo invierno, llegó un pedido de matrimonio de un marqués Strozzi, de la gran familia de este nombre ... el marqués servía entonces en el ejército austríaco. Era muy guapo, rico y más instruido de lo ordinario de la juventud italiana

Durante el invierno de 1836 a 1837, recibimos al duque de Cassarano, personaje napolitano que cultivaba la pintura y abusaba de ella hasta el punto que hizo hasta diecisisete retratos míos

Se fijó (mi padre) también en la marquesa Bartolini, viuda y madre de tres hijos. Era una muy bella persona, dama de la gran duquesa de Toscana. Disfrutaba de una reputación de sabiduría que su relación con mi padre comprometía completamente