Alguien que te quiera con todas tus heridas

En primer lugar y antes de comenzar con la reseña propiamente dicha, seré bien nacido.

Agradezco, por tanto, a Babelio y su programa "Masa crítica" la asignación de este libro, así como a Círculo de tiza, el envío del presente ejemplar acompañado de una postal ilustrada de la obra.
Tengo que elogiar (y no suelo hacerlo) el excelente trabajo de maquetación y edición. Si todos sus textos están tan cuidados, creo que seremos buenos amigos.

Alguien que te quiera con todas tus heridas es una colección de 18 relatos que, ¡por fin! guarda un sentido homogéneo.

Alejada de otras antologías donde siempre encontramos relatos dispares sin conexión alguna, la obra de Waksberg, más bien parece una novela coral donde, sin que haya una secuencia temporal implícita, sí parece que cada relato acontezca a continuación del anterior.
Este efecto óptico es una de las grandes virtudes, aunque no la única.

Bajo el disfraz del humor absurdo y surrealista el autor esconde los pequeños o grandes dramas que cada uno de nosotros llevamos tatuados en piel y alma.
El amor, !oh divino tesoro! y sus desgracias.

Aunque el hilo principal es el amor de pareja o mejor dicho, las relaciones fallidas, no le falta a esta colección el amor fraternal e incluso el canino.

En realidad, su trasfondo no es otro que la convivencia de nuestros corrientes protagonistas con sus heridas.

Abre fuego Waksberg con una cita romántica donde la estrella es una lata de anacardos salados.
Un micro relato absurdo que sin embargo pone sobre el tapiz una parábola acerca de lo que nos impulsa a seguir concediendo citas tras tantas fallidas.

"Una ocasión más que propicia y dichosa" es su primer cuento largo que se desarrolla en un entorno demencial pero que habla de como al deseo de realizar una boda sencilla le será impuesto el criterio de los familiares que danzan alrededor.

La obra está plagada de situaciones cotidianas que suceden siempre en un universo casi delirante en un pretendido intento de ponerle al dolor, una sonrisa.

Personas que cruzan miradas en el metro, pero que son incapaces de decirse una sola palabra a pesar de compartir asiento, la visión de la convivencia de un perro con su monstruo dueño, el devenir de un trabajador de un parque temático de presidentes de Estados Unidos (donde no queda ninguno por criticar) o un tan breve como bellísimo alegato a tomar distancia con la tristeza son solo un puñado de ejemplos de lo mucho y bueno que encontraremos entre las páginas de esta obra.

Con una prosa directa, pero cargada de sensibilidad y melancolía Raphael Bob-Wasksberg nos regala, en su ópera prima, una antología que sorprende por su originalidad y su gran calidad literaria.
Tanto que por primera vez he leído del tirón un libro de relatos, en lugar de hacerlo a unos pocos al día.

Un compendio de fracasos, errores y soledades interrumpidas que no son más que las heridas que pesan en nuestras almas con el paso de la vida.

Simplemente, magistral