Carax

Si la saga “Vampiros Luminish” no dejaba de sorprenderme, debo decir que “Carax” (tercer libro de la misma) ha elevado este hecho a la máxima potencia. Cabe advertir que la historia que nos ofrece Ana Blanco Bartolomé en esta ocasión no sigue un hilo cronológico respecto a los acontecimientos de los libros anteriores. En esta ocasión, la autora rescata el personaje del vampiro Carax que conocimos en el primer libro en estrecha relación con la génesis de Gabrielle. Ya este punto de partida a mí me tenía muy intrigada puesto que fue un personaje que consiguió despertar mi curiosidad y del que apenas sabíamos. Además, es uno de esos individuos que se mueven constantemente en una línea moral oscura y que, en ocasiones, sin embargo, tiende más hacia una escala de grises que nos resulta más difícil categorizar.

El relato de Carax comienza a las puertas de la Revolución Francesa y, lejos de presentarnos su trayectoria vampírica de manera completamente independiente al resto de la saga, nos damos cuenta de que no deja de completar precisamente lo que conocíamos acerca de Anne/Gabrielle dando un gran vuelco incluso a algunas de las certezas que creíamos tener. Me ha encantado cómo la autora se detiene especialmente en la psicología del personaje como ese antihéroe fraguado entre injusticias y penurias. En este sentido considero que es un libro más personal; de nuevo el relato en primera persona nos hace conocer todas las sensaciones de un vampiro en este caso tradicional, es decir, sin alma, y sus contradicciones internas.

Además de esta personalidad fascinante, repleta de esa seducción propia del peligro, conocemos buena parte de la justificación de la misantropía propia del vampiro adentrándonos en acontecimientos que tienen lugar en períodos especialmente oscuros de la humanidad. En este sentido todo lo que acontece durante la Revolución Francesa y lo que tiene lugar en Auschwitz (en este caso además al hilo de los espeluznantes experimentos de Mengele) nos hacen reflexionar acerca de los pensamientos de Carax sobre la maldad humana. Por otro lado, es una historia en la que el destino tiene un gran peso y que nos ayuda a comprender mucho mejor todo lo que tiene que ver con la profecía tan relevante dentro de la saga (trataremos de no hacer spoilers al respecto).

Siempre me ha gustado que la autora no tiene problema en incluir escenas muy adultas en sus libros y precisamente este en concreto, por la especificidad de su protagonista, tiene una buena carga de sexo y violencia, todo ello narrado siempre con mucho gusto. Además, cabe destacar que la evolución del personaje es verdaderamente notoria y en lo que a mí respecta, ha conseguido despertarme toda clase de sentimientos encontrados, algo muy particular de esta clase de antihéroes tan carismáticos. Únicamente quisiera terminar advirtiendo a los lectores del primer libro que, si consideran que ya conocen el destino de Carax y que no se sorprenderán con esta historia, pueden estar muy equivocados puesto que, una vez más, la autora ha dado un golpe de timón a la trama con un gran giro que afecta a toda la saga.