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Ha sido una locura de grises: en cuanto a personajes, en cuanto a la historia, en cuanto a decisiones y pensamientos. Leer este libro es saber que la moralidad no existe ni tampoco el bien ni el mal, no hay personajes en los que puedas confiar ni tampoco de los que sepas qué esperarte. Cada escena es una amalgama de nuevos detalles y piezas que encajan para terminar de desencajar, una historia sin trama aparente cuya verdadera historia son los seis protagonistas y la intención de entenderlos. Es difícil. Casi imposible porque algunos caen mal y otros caen bien... al principio, luego dan vueltas entre un pasado que encaja y un futuro ambiguo. Son seis que deben ser cinco, pero no sabes quién caerá, no sabes cómo ni si lo hará. No sabes el sentido de esa sociedad. Y la magia... ciencia en estado puro, una auténtica delicia. Igual las conversaciones son demasiado filosóficas para personajes adolescentes, con palabras rimbombantes y pensamientos tan enrevesados que cualquiera dejaría de entender tras la primera coma. Pero a ellos les encaja ser así y hablar de una forma tan peculiar, donde cada diálogo con párrafos extensos es un pensamiento en el que bucearás sin remedio, encandilándote de cada pensamiento. |
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