El entusiasmo está justificado. Tras acabar este libro cada vez que pienso en él me gusta más. La premisa es sencilla: en un mundo donde la magia existe, seis jóvenes son elegidos cada diez años para formar parte de la Sociedad Alejandrina, una sociedad secreta con acceso a mucho conocimiento y poder. Deberán competir durante un año en una academia para lograr su plaza, puesto que uno de ellos se quedará fuera. Y aquí termina cualquier simplicidad. No estamos ante el típico libro de fantasía new adult cargado de acción y giros imposibles. Narrado en cada capítulo bajo el punto de vista de un protagonista diferente se centra en construir unos personajes sólidos, consecuentes, grises e imperfectos, así como en desarrollar a fuego lento las relaciones y dinámicas entre ellos. No hay apenas acción hasta el brillante final en este libro tan calculado y repleto de detalles, donde la autora utiliza un estilo de escritura elevado, técnico y filosófico que tanto está polarizando a los lectores. En mi caso eso ha marcado la diferencia. Una novela de fantasía no necesita un ritmo trepidante para ser interesante y esta es un claro ejemplo. Es un libro que destaca por su inteligencia, su ambición y por un estilo propio que desafía al lector. La primera parte de una trilogía, bastante introductoria pero ejecutada de forma impecable. Estoy deseando leer la continuación. |