El cangrejo enojado

Primero que nada, dar las gracias a Babelio por habernos permitido descubrir literariamente a Julio Bernárdez y aprender que existen cangrejos enojados.

Julio Bernárdez (Madrid, 1945) tiene una larga carrera como periodista, iniciando su actividad profesional en 1967 en el diario MARCA para posteriormente ingresar en Televisión Española en 1974 donde permaneció hasta 2007 ocupando diversos cargos de responsabilidad: Director del Telediario del fin de semana en febrero de 1983 y en 1984 Director de la segunda edición de Telediario, el informativo con mayor seguimiento de España. Confeso admirador de El Quijote y del Renacimiento, su alma de verdadero humanista no para de buscar el porqué de las cosas. le apasiona investigar y con “El cangrejo enojado” busca despertar la curiosidad de los lectores para que traten de averiguar lo que realmente sucedió aquella «semana negra» de 1977.

“El cangrejo enojado” gira en torno a la vida de dos personajes principales con los que es sencillo sentirse identificado gracias a la asombrosa capacidad que tiene Julio Bernárdez para describir la dimensión psicológica de sus protagonistas y los distintos ambientes y momentos en que se desarrolla la novela.

Por un lado, tenemos a Loyola Fernández Uriarte Gómez Iruretagoyena, una jueza ya entrada en años que vuelve a la tierra natal que se vio obligada a abandonar furtivamente en el coche de su padre camino a Madrid con tan solo catorce años para a dar a luz al hijo que llevaba en su vientre fruto de una relación no deseada ni consentida con el padre de una compañera de colegio. Será en Madrid donde, bajo el control y apoyo inestimable de su abuela Soledad, criará a su hijo Peru y se desarrollará tanto personal como profesionalmente.

Por otro lado, tenemos a Nicéforo Mesa Torre quien es encontrado muerto en extrañas circunstancias dentro del jacuzzi de una de las múltiples propiedades que tenía desperdigadas por Madrid. Nicéforo Mesa Torre desarrolló su vida profesional en la policía, especialmente, en la Brigada Social o “La Secreta” persiguiendo a rojos y haciendo de infiltrado y soplón de todo aquello que pudiera resultar contrario al régimen franquista hasta que los nuevos vientos de la Democracia le hicieron tomar otros derroteros pasando a integrarse en el Cuerpo Nacional de Policía y terminando en la seguridad privada.

Será en el ocaso de las vidas de nuestros protagonistas cuando el destino les una debido a la necesidad que ambos tienen de desentrañar casos judiciales y policiales que se quedaron en el cajón del olvido, a veces por imposibles, otras por intereses políticos o jurídicos. Dos vidas, aparentemente separadas, que se juntan en torno a un caso sin resolver que sucedió a finales de enero de 1977, cuando España asistía a la «semana negra» de la Transición. Unos días plagados de revueltas y manifestaciones que hacían latente el clima de inestabilidad política atravesado por el país y que traerá consecuencias jamás sospechadas por nuestros protagonistas debido a un oscuro secreto existente en torno a un crimen que tuvo lugar en esas fechas.

A pesar de que el fallecimiento de Nicéforo Mesa Torre se produce en la actualidad, la novela está continuamente dando saltos en el tiempo para transportarnos a las distintas etapas personales de nuestros protagonistas y a la fecha clave de la novela, lo que le dota a Julio Bernárdez de una herramienta magnífica para realizar una radiografía perfecta de la situación tan conflictiva que se vivía en España y de la vida y vivencias de nuestros protagonistas en esos tiempos.

Si hay algo que no nos gusta a la hora de leer una novela es que sus capítulos sean largos, pues ya os avisamos que, en esta ocasión, con “El cangrejo enojado” vais a tener que armaros de paciencia porque os vais a encontrar capítulos muy extensos que únicamente se centran en la vida de nuestros protagonistas.

Con independencia de esto, “El cangrejo enojado” es una novela que va creciendo conforme vamos avanzando en su lectura convirtiéndose en una magnífica novela sobre el poder del destino, la fuerza del amor de una madre por su hijo y una sed de venganza que el más profundo enamoramiento es incapaz de saciar.


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Me interese por este libro porque me llamaba mucho la atención la sinopsis. Además, cualquier historia que se centre en un acontecimiento histórico real llama mi atención.

En esta novela nos encontramos a dos personajes protagonistas. Por un lado, Loyola, una jueza que no ha tenido una vida fácil desde que nació aunque haya gozado siempre de buena economía. Y por otro lado, Nico Mesa, un agente de policía solitario que siempre ha vivido para su trabajo. Estos dos personajes tienen algo importante en común aunque no lo sepan.

El libro está separado en siete capítulos, 279 páginas y tiene la letra de tamaño mediano. Además, sus dimensiones son pequeñas así que lo podrás llevar contigo a cualquier lado y ocupará poco en las estanterías.

Tengo que decir que este es un libro de personajes. El autor nos cuenta la historia de los protagonistas, primero desde el presente y después se retoma al pasado hasta finalizar de nuevo en el presente. Esto hizo que al principio del libro cuando todavía no sabes por dónde se guiará el autor se me hiciese un poco denso, pero pasados los dos primeros capítulos que además son los más largos, ya coges ritmo y te adentras en la historia.

Es un libro muy diferente a los que suelo leer por eso me han sorprendido cosas y me han faltado otras. Me han faltado diálogos entre personajes, que interactúen entre ellos de una forma más directa, y también que haya párrafos cortos para que el lector pueda descansar. Me ha sorprendido que el autor con solo dos protagonistas y cuatro personajes secundarios haya hecho una historia tan buena, una historia muy diferente a las que suele leer o a las que te suelen encontrar en una novela y que aún así me haya enganchado.

Por último, al final del libro aparece un listado de mecenas que han ayudado a que se publicase está novela.

Loyola la emprende contra las olas de la playa de Ereaga. Tiene alguna razón de peso para estar tan enfadada. Ha vuelto a su lugar de origen y, allí, comienza a recordar su pasado.
La historia está llena de saltos temporales. En la actualidad, estamos en 2021, pero los personajes nos trasladarán a su pasado que parte de los años 50.
La mayor parte de la acción se desarrolla en Madrid, pero también la costa vasca, más concretamente Ereaga, está muy presente.
Nos encontramos con un narrador omnisciente que nos cuenta la historia en tercera persona.
El ritmo de lectura me ha resultado algo pausado, debido a la cantidad de detalles que nos presenta el autor al relatarnos cada escena.
La novela se divide en siete capítulos, numerados con números romanos, pero no titulados. No están indexados y carecen de introducción. al terminar el último de ellos, nos encontramos con un apartado de agradecimientos y, para terminar, el autor nos presenta una lista de mecenas.
Los personajes principales son:
Loyola: A sus 75 años, ha vuelto a su tierra natal tras una larga y próspera vida como jurista en Madrid.
Nicéforo: Ha sido policía pero, ahora mismo, resulta ser el cadáver en un caso a resolver por Araceli Júcar.
Araceli: Es una comisaria de 64 años a punto de jubilarse a quien se le encarga el caso de la muerte de Nicéforo.
Cuando comencé a leer el libro, quede totalmente prendada del personaje de Loyola. Me encantó el primer capítulo, que está dedicado únicamente a ella.
El segundo capítulo me resultó más denso y, de ahí en adelante, y, aunque volvimos con Loyola, el libro ya no consiguió engancharme como al principio.
De todas maneras, la historia ha cumplido con mis expectativas, tanto así, que desearía leer el otro libro que el autor ha publicado.
Me ha gustado mucho su exactitud a la hora de situar a las personas en los lugares, lo bien que los conoce y que las localizaciones que mencione sean reales.
Loyola ha sido mi personaje favorito, en parte, porque hay muchos puntos en los que me he identificado con ella.
Otra cosa que me gustaría destacar es la trabajada prosa del autor. Por ejemplo, me encanta como utiliza el lenguaje jurídico para describir cómo se siente Loyola en el siguiente párrafo:
"Jurista experta, con publicaciones de prestigio profesional, no encuentra ningún atenuante a la realidad. Su condena, si bien no hay materia para elevar su caso a los tribunales, ella se condena.
Me alegra mucho que "El Cangrejo Enojado" llegase a mis manos, ya que fue una oportuna casualidad en un momento adecuado.

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