Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo

Cuando nos introducimos en esta novela de ficción contemporánea lo primero que notamos es ese regusto a verano. Los días largos, secos y con cierto polvo en el ambiente serán el punto clave de los primeros compases de una obra que nos cuenta la adolescencia de dos muchachos que sienten que no encajan, Ari y Dante.
Ambos tendrán perspectivas diferentes en cuanto a su propia vida. Uno arrastra los problemas de una familia que ha vivido mucho: su padre, la guerra; su madre, un hijo en la cárcel. El mutismo que la gobernará será uno de los puntos importantes para entender a Ari, ya que la constante que él mismo reconoce será su propia incapacidad para comunicarse y, por tanto, para entender lo que le rodea. El otro arrastra un problema de identidad, mexicano o gringo, sin sentirse de ningún sitio, que le lleva a probar todo, a no establecer un límite a no seguir unas normas. Y justo esto será lo que les una, Ari pone reglas y Dante las palabras.
Modos de lectura
En mi caso, os reconozco que embarcarme en este libro ha sido un tanto extraño. Tenía muchas ganas de leerlo porque había leído muy buenas reseñas, así que cuando tuve que montar un LC para un grupo quise hacerlo de este. La cosa es que, al leer el libro por tandas, la narración y el estilo se me hicieron muy pesados.
Tenemos que tener en cuenta que estamos ante una obra donde los personajes son adolescentes y como tal se lamentan por todo, piensan estupideces y a veces las hacen. Creo que esto, junto con la brevedad de los capítulos y el estilo que se acerca mucho a la realidad inconexa del pensamiento de este rango de edad hace que sea muy pesado leer y parar, leer y parar.
En mi caso, en un momento dado me leí parte del libro de tirón y me gustó muchísimo más, de hecho me apetece leerme el siguiente, porque me permitió ver la evolución real de los dos protagonistas. Para otras compañeras no fue así, pero recomiendo la novela y que os enganchéis a ella tanto como puede enganchar el estilo rápido y directo que tiene.
Dos aristas de una unidad
Otro de los peros ha sido el carácter de cada uno de los personajes. Como muchachos que son, es cierto que había momentos que parecían tontos o que sacaban de quicio por su simpleza. Sin embargo, cuando llegas al final y lo ves en retrospectiva, ves el camino que el autor ha dibujado de ellos.
No puede haber un cambio si desde el inicio ya estás completamente hecho, estos personajes se nos muestran a medio hacer, con pensamientos infantiles y preocupaciones de adultos; con maneras de ser que no se entienden a no ser que entendamos el contexto. Ari será un muchacho que no expresa nada de lo que siente o piensa, sin embargo, poco a poco se dará cuenta de la causa de esto y de que la vida no le va a dejar ser así. Por su parte, Dante es un inconsciente, impulsivo y a veces hasta caprichoso, pero evoluciona, aprende y sufre.
Ambos caminan de la mano y separados y esa es la historia interesante, de cómo juntos y solos crecen, aprenden y se equivocan.
Cambio de parecer
Lo que os decía antes, al principio la novela no me decía mucho y me parecía vacía y lenta. Sin embargo, al leerla ya más a mi aire y terminarla me ha parecido una novela que hay que leer. Creo que nos enseña muchas cosas de nuestros yos del pasado; muchas cosas de problemas desde dentro que pueden ser los nuestros o no, pero que desde luego existen.
No me arrepiento de haberlo leído, de hecho os lo recomiendo mucho y me alegro de haber encontrado a estos dos personajes. Cada uno a su manera te conquista al final y, aunque lo infantil nos puede desesperar, nosotros también estuvimos en ese momento. Espero que os animéis con él, de verdad.


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