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Esta trilogía entró en mi lista de pendientes por las buenas críticas que había leído en la blogosfera. Después de leer 1984 necesitaba algo ligero que me hiciese desconectar y pensé que esta sería una buena opción. A pesar de que no me gusta demasiado la literatura erótica sigo buscando dentro de ese género un libro que me apasione. ¿Se puede considerar masoquismo? ¿Auto tortura? ¿Será que me gusta más de lo que creo? En fin, mejor primero termino la reseña y después me psicoanalizo.Desde el primer momento en que empecé a leer, me llamó la atención el estilo tan desenfadado de la autora. Su tono coloquial tiene un peligro, se encuentra justo en el filo de la navaja, y en cualquier momento puede pasar de divertido a tonto.La narración en general es muy justita, nada del otro mundo. Se nota que donde más cómoda está, donde mejor se defiende, es en las escenas de sexo. Que son muchas. Muchísimas. Demasiadas. Pero la atención que tenía puesta en los aspectos formales de la novela pronto se vio distraída por sus tres potentes personajes principales: Alba, Hugo y Nicolás.Lo que me gusta de Alba es que no es la típica niña tonta y virgen que no ha tenido nunca novio, sino que es una mujer normal, con sus inseguridades y sus experiencias. ¡Por fin!Hugo es un empotrador en toda regla. Sexualmente avasallador. Pero mi personaje favorito, sin duda, es Nico. Ojos azules, sonrisa esquiva. Tierno y elegante.La relación que se estable entre los tres es el punto fuerte de la historia. Por no decir el único. Creo que Elísabet destaca especialmente creando personajes. Luego parece que no sabe hilar una trama profunda a su alrededor. Pero una cosa está clara, creando personajes y en las distancias cortas, es una fiera.
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