Oona y Salinger

Existe la no ficción, la autoficción, y, gracias a Frédéric Beigbeder, existe también la facción. Este término acuñado por el francés se refiere al ejercicio literario que realiza en Oona y Salinger: partiendo de personajes y hechos reales, de fechas concretas y sucesos históricos, ficciona encuentros, desencuentros, conversaciones, e incluso cartas que a día de hoy se mantienen ocultas al público.

El libro comienza como unas crónicas ligeras y sarcásticas del Nueva York de los 40 y las personalidades que frecuentaban sus clubs más exclusivos. Entre ellos, un joven JD Salinger, mucho antes de El guardián entre el centeno, y una de las famosas cisnes de Truman Capote, Oona O'Neill, hija del Nobel de Literatura Edgar O'Neill. Todo un deleite para cualquier amante de esta época y este tipo de personajes y ambientes.

¡Ay, Frédéric, me engatusaste como un trilero en esta primera parte de la novela! Durante días acudí al libro con la predisposición de pasar un rato entretenido con un relato fresco y repleto de incisos irónicos (confieso que, en ocasiones, me llegaron a molestar un poco), cuando, de buenas a primeras, el tono del relato cambió de forma drástica al poner el foco en la 2ª Guerra Mundial.

Adoptando el tono seco y cruel de JD Salinger, recrea su correspondencia con Oona sin escatimar en los detalles más escabrosos de la guerra. Y es esta segunda parte, excelente, trágica, cruda, la que más pegada me tuvo a sus páginas y la que eleva el relato. Incluso me hizo revalorar esa primera parte de pura celebración de la vida, del goce de los primeros amores y de la alegría e inocencia de la juventud.

“Oona y Salinger” empieza siendo muy disfrutón con sus anécdotas y curiosidades; y acaba convirtiéndose en un impactante relato sobre los horrores y consecuencias psicológicas de la guerra, incluyendo un interesante apunte sobre la caza de brujas con la caída al ostracismo de multitud de personalidades culturales de izquierdas en Estados Unidos.

Muy recomendable, y repleta de pasajes brillantes para subrayar y releer.