Esta historia nos la narrará Kassandra, una chica de 19 años. Su vida es diferente a la de muchas chicas de su edad. Un día les llega la noticia que han asesinado a su padre por un ajuste de cuentas y ella deberá pagar la deuda pendiente con estos criminales que se dedican al tráfico de mujeres como recepcionista en un chalet clandestino. Y hasta aquí voy a contar. Podría destripar la historia explicando lo que pasa, pero no, quiero que lo leáis, necesito que todo aquel que vea esta reseña, lea este libro y se enfrente a lo que está pasando en la vida real. Sucesos que sabemos pero no conocemos. Es un relato de como engañan a las niñas, a las mujeres, que son obligadas a prostituirse para pagar deudas que no existen y sus condiciones de “vida”. Conoceremos la historia de las 𠇌ompañeras” de K y ella también nos contará la suya propia. Debo decir en este punto que he tenido que parar varias veces para llorar, de rabia, de pena, para sacarlas del libro y darles un abrazo si me lo permitían. Así te adentras en él. Hasta el fondo. Hay violencia, mucha y comentarios que hacen que me quiera arrancar los ojos, pero repito. Es necesario que lo leáis. Es una dura crítica social que intenta destapar la cruda realidad de cientos de mujeres y niñas y el silencio de esa sociedad que mira hacia otro lado. Te ayuda a quitarte la venda de los ojos para aquellos que han normalizado la explotación de vidas humanas, la supresión de la mujer y sus libertades. La autora de esta novela está harta de esta situación y ha empezado su partida de ajedrez para derrotar al rey de corazones y a todos los que se le pongan por delante. Y no es que no tenga miedo, es que tiene las ideas claras y va a por ellas. Os dejo dos frases de esta historia, pero os aseguro que hay cientos que os dejaran con ganas de más. La pluma de la autora es ágil y hace que se pueda leer rápidamente el libro. Yo no pude, quizá tu si. “Yo no odio a los hombres, solo quiero que la sociedad deje de odiar a las mujeres” “Ilusionáte. Decepciónate. Traiciona al miedo y sigue tus instintos. Llora cuando te hagan daño y permitete, alguna vez, hacerte daño a ti misma. Perdona – también a ti misma. Ahógate y respira en el momento en que menos lo quieras hacer, pero más lo necesites. Sé fuerte y sé débil. Lucha. Sueña. Sangra. Cumple. Destroza. Arregla. Besa. Odia. Ama. Vive” |