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Un huracán conocido y así es como comienza esta novela de fantasía. Contada en clave de cuento, a lo largo de sus páginas acompañaremos a Dorothy en sus aventuras por la tierra de Oz junto a su perro Toto y sus tres acompañantes: el espantapájaros, el leñador de hojalata y el león. Sin embargo, no solo serán las aventuras de estos cuatro amigos la que se nos cuenten en la novela. El mundo de Oz es más grande de lo que pensamos, así que visitaremos a las brujas, al mago y a los diferentes seres, buenos y no tan buenos, que pueblan este particular mundo. Menos espacio Y esta es una de las cosas que más llama la atención cuando te acercas a la novela. La obra se coordina como un cuento donde los porqués, la ambientación, etc. preocupan menos que el qué. En nuestro caso este es más breve de lo que podríamos esperar por la película y, sin embargo, nos ofrece mucho más contenido que el audiovisual. La premisa es igual, Dorothy llega a Oz y, sin quererlo, su casa aplasta a la Bruja del Este y, por ello, los pequeños habitantes del lugar la ayudan indicándole que quién puede devolverla a casa es el mago de Oz. Sin embargo, pronto empiezan los cambios, ya que si en la película la historia la compone el encuentro con sus acompañantes y el chasco con el mago, en la obra sucederá en el primer tercio de la obra y lo demás es otra cosa. Con más contenido De este modo, entramos en la historia y vemos que los famosos zapatos rojos son de plata en el original. Nuestro espantapájaros de mantiene, pero lo más importante del hombre de hojalata es que es leñador y que si llora se oxida; y nuestro león sigue siendo cobarde y, por ello, no puede ser el rey de los animales. Una vez que están con nosotros, nos vamos al mundo del porque sí. El objetivo de este grupo es el mismo que conocemos: buscar a Oz para que les den, un cerebro, un corazón, la valentía y el regreso a casa; sin embargo, las aventuras que les van sucediendo no tienen más justificación que porque sí. Es decir, por qué tienen que ponerse gafas en la ciudad Esmeralda, porque sí; por qué les manda el Mago en una misión compleja, porque sí; por qué consigue vencer a la Bruja del Oeste, un poco más de lo mismo. Esto podría parecer una crítica a la novela, sin embargo, no lo es. El autor ha ido introduciendo un montón de episodios o escenas que, aunque narrativamente podrían obviarse, nos enseñan diferentes aspectos del viaje de Dorothy: cómo es capaz de distinguir entre buenas o malas personas; cómo es capaz de poner en valor a cada uno por lo que es; cómo perseguir aquello que te interesa no solo con el acto, sino a través del ingenio. Esto, que parece como muy aleccionador, entre con calzador porque el autor nos da un mundo de fantasía un poco aleatorio que nos absorbe. Nuestros protagonistas fantásticos, para mi gusto, son un poco más planos. Su idea del principio no cambia o cambia apenas nada a lo largo de la aventura, así que sí que he echado de menos que los tres viajeros solo mejoren su posición, pero no se planteen la realidad del camino. Una actitud Y es que esta idea de no cuestionar, no plantear qué está sucediendo, la podemos ver en la propia protagonista que acepta todo lo fantástico como algo que, de hecho, está pasando, pero que no la despista de su objetivo final que es volver a Kansas. de este modo, Dorothy entra en el pacto, hace todo lo que le piden y su amistad queda supeditada a lo que pueden colaborar para avanzar. En este sentido, parece que nos encontramos ante una niña desalmada, que usa a la gente y que es apática a todo lo que sucede. En mi caso, no he tenido esa sensación, me ha parecido que nos encontramos ante la historia de una niña que de puro asombro tira para adelante. Descubrir esto, junto a los nuevos episodios, como el rescate de los ratones o el campo de amapolas, ha hecho que la historia se renueve y me den ganas de releerla para encontrar más cosas, matices e ideas que están soterradas en esa especie de apatía. Buceando en los clásicos A veces el volver (o descubrir) este tipo de novelas puede ser arduo, bien porque cambia el registro o porque la clave cultural es distinta, pero siempre es entretenido porque descubres cosas nuevas. En este caso, el estilo de Baum es muy sencillo y casi musical, el ritmo de la obra va como a saltos, gracias a los pequeños episodios que van sucediendo, y eso imprime un ritmo rápido de lectura. Además, es una novela tan divertida como pasmante, no puedes dejar de sonreírte por lo que sucede a la vez que te sientes incómodo y desconcertado. Desde luego, su lectura ha sido un descubrimiento y una experiencia lectora muy interesante, que os recomiendo sin duda. Espero que disfrutéis con él. Enlace: https://ellibroenelbolsillo... |
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