El ocaso de los Lancaster

Insisto.
¡Qué bonito es el amor!

Tanto, que el propio y el ajeno, debería ser privado.
Entiendo que las personas necesiten ponerle palabras a lo que su ardiente alma siente.
Incluso confieso que prefiero mil veces un desahogo escrito que gritado a los cuatro vientos.
Es menos estridente.

Pero todo tiene su lugar, y yo hubiera preferido que los "te amo, te adoro y te compro un loro" o los "eres la luz de mis ojos, el manto de mis noches, el aire que respiro, el pan de mi bocadillo y el garbanzo de mi cocido" quedaran siempre escondidos en el soporte a tal efecto.
La carpeta con separadores.

A mi me parece fenomenal que Ana y Ricardo III se quieran, mas, sinceramente, no preciso que me detallen sus empalagosos anhelos, sus dulces palabras y sus tiernos besos.

Sandra Worth, ¡voto a Cristo! ¿Estamos en guerra u oliendo flores en el campo?

Sí, guerra. La de las dos rosas.
Blanca para los York.
Roja para Lancaster.

Una lucha entre dos casas emparentadas fratricida, cruel, despiadada, donde en juego hay una corona y dos cabezas.

Batallas, traiciones, exilio, restauraciones y muerte.
Demasiadas muertes.
Un precio elevado en vidas que poco importa a los nobles.

El ocaso de los Lancaster, además de darnos alguna sutil pista de quien perderá, es una novela histórica a la antigua usanza.
Libro de caballeros, lores y romances que nuestros casposos antepasados vilipendiaban.
"Libros para señoritas"
Fórmula machista como tantas otras.
Hoy, algo más inteligentes las leemos sin reparo, pelo en pecho o depilados.

El texto tiene una estructura de manual:

Narrativa ágil, sin renunciar a escenas escabrosas.
Acontecimientos en cascada con leves respiros para dar paso y forma al romance.
Su punto flojo, sin duda, la presentación de personajes que aparecen con pocos o ningún dato, y son muchos. Quizás demasiados.

El relato presenta a un protagonista, Ricardo III desde su "tierna" infancia mucho más noble de lo que la historiografía se ha empeñado en mostrarnos.
¿Quién sabe?

Junto a él Ana Neville, su fiel y abnegada doncella que será tratada como moneda de cambio, objeto de deseo y trofeo por el carroñero de turno.
¡Fíate tú de un hermano en la edad media!

Entretenida y muy directa con los hechos históricos (a los que le falta profundidad para mi gusto) engancha lo suficiente desde el principio.

Y reconozco que hasta el romance me ha producido algo de desasosiego, aunque prefiero que las mariposas vuelen aparte.

Como dato, primera novela histórica que Pàmies editó en su catálogo que tanto disfruto.

Tanto que estoy deseando leer la segunda parte.

¿A ver si en el fondo me va a gustar lo romántico?

Me estoy empezando a preocupar.